Se ha completado la intervención con organismos de seguridad de la cárcel de Tocorón. El ministro de Interior y Justicia, Remigio Ceballos, calificó la operación como exitosa cuando declaró desde el sitio, a las cámaras de la televisora estatal VTV: «Está totalmente tomado este penal, totalmente liberado, para transformar totalmente estos espacios donde reinaba el delito».
Luego de un operativo como el que hemos visto, cualquiera esperaría que las autoridades convocaran a la prensa para mostrar detalles, explicar las acciones, y atender las inquietudes y preguntas. Un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas ante la sociedad, básicamente.
Pero las probabilidades de que tal cosa pase son mínimas, quizá inexistentes. Después de todo, el ministro de Interior no ha convocado una rueda de prensa con estas características desde que ejerce el cargo hace ya más de dos años, desde el 19 de agosto de 2021. En su descargo, el resto del gabinete ejecutivo tampoco lo hace. Es un gobierno que no se somete al escrutinio público.
En todo caso, si tal cosa ocurriera, si esta fuese una administración abierta a la discusión pública y la transparencia, se abriría la oportunidad de formular preguntas y escuchar las respuestas del ministro del área.
Por ejemplo, se le pudiera consultar a Ceballos por qué eran necesarios 11.000 funcionarios para intervenir una sola cárcel. ¿Cuánta «resistencia» esperaban encontrar ahí? El número no es cualquier cosa: se calcula que el Ejército libertador de Simón Bolívar participó en la Batalla de Carabobo con unos 10.000 hombres.
También habría oportunidad de que el ministro respondiera por qué ahora sí actuó la fuerza pública si los desmanes criminales desde Tocorón han sido denunciados y reportados desde hace una década. Especialmente cuando la toma de control del recinto se completó en pocas horas.
Recordemos que el Tren de Aragua existe desde hace muchos años, que su líder «El Niño» Guerrero incluso salió y fue recapturado y vuelto a meter ahí sin que dejara de liderar la banda, que ha sido documentado cómo desde ese lugar se operaban delitos de extorsión, secuestro, sicariato y tráfico de drogas y de personas por parte del grupo criminal que ha crecido tanto que se ha extendido por otras zonas del territorio nacional y también hacia Colombia, Perú, Ecuador y Chile.
El ministro Ceballos podría ser consultado sobre cómo se supone que entraron a la cárcel de Tocorón las armas y municiones que los funcionarios decomisaron durante la intervención del penal este miércoles.
Y, finalmente, para no extendernos, el funcionario tendría el espacio para decir si Héctor «El Niño» Guerrero se fugó o no con sus luceros, como denuncia la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP). Es más, pudiera aclarar si es cierto o no que el pran ni siquiera estaba dentro del recinto penitenciario al momento de la toma policial, como han afirmado algunas voces.
Sería la oportunidad, también, para que Remigio Ceballos respondiera sobre lo dicho por el OVP que aseguró que la intervención policial de este 20 de septiembre fue «palabreada» con el líder de la cárcel que aprovechó de salir del penal días antes del operativo junto a sus más allegados. «A una intervención en la que dejan ir a los pranes no se le puede llamar exitosa y mucho menos cuando fueron los mismos pranes quienes entregaron Tocorón», dijo el OVP este miércoles.
Sería bueno también conocer a detalle el Arsenal encontrado allí. Especialistas como Andrei Serbin han detallado que en las fotografías de municiones hay de calibres que no se corresponden con las armas mostradas. ¿Para cuáles armas eran entonces esas balas de alto calibre? ¿Dónde están esas armas? Y, más allá, ¿cómo entraron en esa cárcel? ¿Y cómo se evitará que algo así vuelva a ocurrir?
También pudiera Ceballos hacerse acompañar por autoridades del Ministerio de Servicios Penitenciarios para que explicaran por qué en Tocorón se permitió que se instalaran casas de madera para los internos, piscina, parque infantil, la discoteca Tokio, el restaurante «La sazón del hampa», una casa de apuestas hípicas, un estudio de grabación a todo trapo, un zoológico, una pista de motos y hasta un estadio de béisbol. Todas irregularidades denunciadas desde hace dos lustros y que hasta ahora no habían sido atendidas.
Celsa Bautista, la ministra de Prisiones, también pudiera explicar a dónde pretenden reubicar a los presos que estaban en Tocorón y actualizar información sobre los problemas de retardo procesal que inunda de cuerpos los calabozos. Datos extraoficiales señalan que Tocorón albergaba un estimado de 5.000 reclusos, aunque su capacidad inicial era de 750 presos.
Las autoridades le han informado a periodistas en Aragua que fueron desalojados y trasladados 1.800 presos, y que fueron capturados tres evadidos. ¿La cuenta está completa? ¿Cuántos había en ese centro penitenciario? Por cierto, pareciera que ninguna otra cárcel del país puede decir que le sobra espacio para recibir más reclusos.
Bautista podría aprovechar de explicar qué acciones toma su despacho para evitar que se repitan estos hechos, el alcance de las perversiones dentro del sistema y la complicidad de funcionarios en las cárceles, además de los castigos necesarios para los responsables de que Tocorón haya terminado en sede de una banda de alcance internacional sin que nadie pudiera controlarlo.
Funcionarios, convoquen a la prensa y permitan preguntas. Vuelvan a permitir el escrutinio público a la función gubernamental. Cuando lo hagan, TalCual estará allí.
Tomada de: TalCualDigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario