Analítica7 septiembre, 20230
Observamos con preocupación una nueva arremetida desde las instituciones del Estado en contra de dirigentes sociales, que ha incluido la desaparición forzosa y las torturas como métodos para lograr confesiones.
Las narraciones de los maltratos de los que han sido objeto ciudadanos por causas de naturaleza política, nos lleva a recordar los métodos de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, con su temida Seguridad Nacional.
Las violaciones a los derechos humanos, documentadas en las denuncias que están en manos de la Corte Penal Internacional, no han podido ser desechadas desde las instancias gubernamentales y más bien pareciera que cada día se les suman nuevos casos.
En la medida que la crisis económica se agudiza y las fronteras sirven como vías de escape al hambre, la represión y el terror para evitar la protesta es la vía seleccionada, mientras el Gobierno se hunde en su impopularidad. Mal presagio en un escenario preelectoral, donde en vez de ganarse la simpatía de la ciudadanía se le prefiere silenciar como sea.
Tomada de: Analítica
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