EMILI J. BLASCO Madrid - /abc.es
Los tiempos de fraternidad entre Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad han pasado. Ante la perspectiva de ver levantadas las sanciones internacionales y poder volver a vender petróleo libremente, Irán se ha olvidado de los favores que en tiempos duros le prestara el chavismo (sobre todo salvar el cerco financiero mediante un entramado de empresas entre ambos países) y está desoyendo la petición de ayuda de Venezuela.
La semana pasada los representantes iraníes en la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) rechazaron las voces de auxilio del Gobierno de Nicolás Maduro, que solicita un acuerdo para la reducción de la producción con el fin de que suban los precios. Venezuela es uno de los miembros de la OPEP que más está sufriendo el brusco descenso del precio del crudo, que hace año y medio bajó de 100 dólares el barril a los 40 y desde entonces apenas se ha recuperado. Se espera que el crudo venezolano tenga un precio medio de 43 dólares el barril lo que queda de año y de 49 dólares en 2016. Eso obligará a Maduro «a echar mano otra vez de las reservas internacionales en oro para poder importar alimentos básicos y medicinas», advierte Antonio de la Cruz, experto petrolero y director ejecutivo de la consultora Inter American Trends.
De la Cruz explica el interés de PDVSA, la petrolera venezolana, de que se establezca una banda, con un suelo de 70 dólares el barril. Su presidente y ministro de Petróleo y Minería, Eulogio del Pino, ha fijado como objetivo que los precios se estabilicen en torno a 88 dólares el barril. El sistema de la banda ya fue utilizado en el año 2000, con la previsión de restringir la producción cuando se estuviera en la parte baja y de dar salida a una mayor producción cuando se alcanzara su parte alta.
Arabia Saudí y Rusia
«Entonces Arabia Saudí actuó de país bisagra, pero ahora nadie quiere hacerlo», dice De la Cruz. Por volumen de producción, quien en principio podría sacrificar algo de venta sería Arabia Saudí, y también Rusia, que aunque no forma parte de la OPEP ha participado en reuniones abiertas del grupo. Pero las autoridades de ambos países han dejado claro que eso no está en sus planes; confían en que los precios acabarán subiendo, mientras tanto quieren aumentar cuota de mercado. Moscú y Riad se encuentran, de hecho, en una guerra para colocar sus producciones en sus respectivos mercados tradicionales. Los rusos están haciendo un esfuerzo por aumentar sus clientes en Asia, mientras que los saudíes lo están haciendo en Europa.
Irán también hace oídos sordos a Venezuela y está esperando que oficialmente se produzca el levantamiento de las sanciones, de acuerdo con el calendario aprobado por la ONU. El presidente de la petrolera estatal iraní, Rokneddin Javadi, dijo con motivo de la reunión de la OPEP de la semana pasada que tan pronto se levanten las sanciones Irán colocará de forma inmediata en el mercado 500.000 barriles diarios de petróleo adicionales. Con la industria petrolera iraní ya a pleno rendimiento, en un plazo de cuatro o cinco meses podrá vender otros 500.000 barriles diarios supletorios. Con ello, la producción iraní pasaría de los 2,9 millones de barriles diarios actuales a 3,9 millones. Javadi puso como objetivo posterior alcanzar una producción de 5 millones de barriles diarios. En el encuentro de la OPEP Irán dijo simpatizar con la postura venezolana, pero no le prestó apoyo.
El asunto volverá a ser abordado en la reunión convocada para el 4 de diciembre. «Ahí tampoco se aprobará una reducción de cuotas de producción», vaticina el experto De la Cruz.
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