lunes, 13 de julio de 2015

Infiltrar las universidades/Editorial El Nacional lunes 13jul15


La antropóloga y profesora de la UCV Ocarina Castillo hizo, en un Ping-Pong publicado ayer en este diario, varias afirmaciones que, de una u otra forma, se relacionan con la ofensiva oficialista para apoderarse de las universidades autónomas y democráticas. 

Dijo, en primer lugar, que “reparten los cupos como si se tratara de harina PAN”. Bien dicho porque, entre otras cosas, este  gobierno corrupto quiere agarrar la sartén por el mango a fin de hacer del cupo una moneda de cambio para obtener, además del consabido voto clientelar, posiciones que, a la larga, le permitan aniquilar autonomías y acabar con la conciencia crítica que impide al nicochavismo ocupar posiciones relevantes en bastiones de la oposición. 
También puntualizó la profesora Castillo que quienes maquinaron esa estratagema olvidan que “masificación sin calidad no funciona”.
Apoyado en una desvergonzada demagogia, y  mediante su acostumbrada retórica populista, el oficialismo busca invadir  los claustros con bachilleres  prêt-à-porter que en dos años  de formación express dan por vista una programación a la que un estudiante normal dedica  40 horas semanales durante un quinquenio.
Estamos, ni más ni menos, ante un escandaloso abandono de la búsqueda de la excelencia como desiderátum de la formación profesional, en favor del adiestramiento del “hombre nuevo”, eufemismo con el que se desdibuja la mediocridad de esos cuadros lave y listo alabados por  Maduro en su lamentable felicitación al Tribunal Supremo, por haber este desechado los reparos que las autoridades universitarias formularon a la rebatiña propiciada por la OPSU; felicitación que entraña el tácito reconocimiento de que los deseos del Poder Ejecutivo son órdenes para el Poder Judicial.
Quienes están detrás de la jugarreta roja, presuntos renovadores a quienes les agarró el reglamento de repitientes, encapuchados que hacían vida en la tierra de nadie, piratas crónicos de posgrado en cafetines, en síntesis, sujetos y  –para estar en sintonía con el lenguaje chavista– sujetas que pasaron por la universidad sin que esta pasara por ellos o ellas.
Saben perfectamente que el improvisado sistema de evaluación utilizado por los docentes rojitos carece de rigor científico o metodológico y que, para calificar  a los  pupilos de la Misión Ribas, se toma en consideración apenas 50% de lo aprendido (el resto lo proveen territorialidad, militancia y caletre ideológico). 
Hacen bien las universidades autónomas en insistir en  pruebas de aptitud y exámenes de admisión, al menos hasta que una nueva sentencia amañada aborte sus esfuerzos por no sacrificar lo cualitativo en el azar de lo cuantitativo.
Es mucho lo que este reciente despropósito educacional abona al terreno de la especulación. Baste con recalcar que, como no pudieron con sus devaluados centros de instrucción superior, competir con establecimientos de sólida reputación académica, recurren a un expediente cuyas costuras revelan la monstruosa mala praxis de algún Dr. Frankenstein de la enseñanza.  
Fuente: El Nacional

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