jueves, 21 de noviembre de 2019

Maduro: entre la dolarización y el neoliberalismo


Por Javier Vivas Santana
Tanto que el régimen que usurpa Miraflores y sus lacayos despotricaron del mal llamado “dólar criminal” que las recientes declaraciones del “líder”  ante el programucho en estado de coma de José Vicente Rangel en donde como “socialista” declara que la dolarización de facto que sacude al país no la ve “mal”, no sólo evidencia que el imperio le ha torcido el cuello en términos políticos, sino que es tal magnitud el nivel de desastre y quiebra económica del madurismo que para mantenerse en el poder sólo le quedan como únicas alternativas la dolarización y el neoliberalismo.


En efecto, para darle sustento y argumentación a nuestro análisis político debemos repasar lo que señalaba el propio Nicolás Maduro desde que asumió el poder en 2013, y cuando en ese mismo año manifestó que ellos iban a “pulverizar” la moneda extranjera al decir:  “Le vamos a torcer el brazo al dólar paralelo”¹. Luego Maduro en 2014 ante el desastre en que comenzaba a verse lo que sería su gobierno dijo al respecto que el dólar se mantendría por muchos años en Bs. 6,30 como forma de romper el valor paralelo de la divisa extranjera². Posteriormente, comenzando el 2015, Maduro habló de un plan de estabilización económica que también concluyó en fracaso hablando de “guerra petrolera”³. Durante 2016 aseguró sobre la moneda norteamericana:  “A Dólar Today o los desmontamos o ellos desmontan al país, son unos criminales, viven en Miami, son de la derecha…⁴”  Igualmente durante parte de su sexenio fallido en 2017 también aseguró que tenía ocho leyes para un nuevo sistema de pagos entre yuanes, rublos, y hasta rupias para “liberarnos del dólar, … liberar las amarras del dólar como moneda opresora de nuestro país⁵”, y finalmente en 2018 con los anuncios de su bazofia de programa económico aseguró que con la reconversión monetaria, o mejor dicho eliminación de cinco ceros al “bolívar fuerte”,  y la creación del “bolívar soberano” anclado a la inexistente moneda del llamado “petro”, y con sus acostumbradas mentiras señaló: “vamos saliendo de la economía martirizada hacia una economía equilibrada” … vamos logrando un equilibrio virtuoso para el país” … vamos dirigidos hacia el déficit fiscal cero … logramos la emisión cero de dinero inorgánico”⁶.

Ante tanta parafernalia, Maduro también en 2018 rechazó la dolarización de la economía diciendo que había que “defender el bolívar”⁷, discurso que siempre mantuvo en el pasado cuando incluso de manera tajante al prácticamente jurar que:  “En Venezuela, no va a haber, ni ha habido, ni habrá dolarización”⁸, además señalando que eso era una ”locura” que les entra a los individuos que pregonaban esa posibilidad influidos bajo efectos de alguna “sustancia”.

En consecuencia, cuando Maduro ahora confiesa que “gracias a Dios existe la dolarización” y que no la ve “mal” y además la observa como “válvula de escape” para la “autorregulación de la economía”⁹, hay sólo dos posibles confesiones en sus palabras: O estaba bajo los efectos de una “sustancia” tal y como lo aseguró ante quienes apostaban por una dolarización de la economía en Venezuela, o confiesa que para mantenerse en el poder ante los fracasos de sus “programas” económicos sólo le quedan las alternativas de dolarizar la economía y aplicar un programa de ajuste neoliberal, que por cierto, llevaría los precios de la gasolina a más de un dólar por litro en el 2020.

Ante esta realidad, es posible que Aristóbulo Istúriz quien en una oportunidad dijo que “Chávez se había fumado una lumpia”, y entendiendo que comenzará a promover en 2020 la eliminación de la evaluación de la ortografía y la gramática en escuelas y liceos, máxime que ahora desde la cúpula del poder hacen  tendencia madurista en redes palabras como “defenza” en vez de defensa¹°, es muy probable que el aún ministrillo de “educación” emulando a Pedro Carreño nos diga en relación con Maduro: “sobre la gasolina él estaba en sosobra¹¹ después de consumir su acostumbrada sustancia”. En conclusión, Maduro se encuentra arrinconado entre la dolarización y el neoliberalismo.
Tomada de: El Nacional

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