El modelo político instalado por el chavismo hace que el viento sople contra el trabajo periodístico. Dificultades para acceder a la información pública, el miedo a ser agredido cuando se hacen coberturas en la calle y las consecuencias que pueden devenir tras la publicación de datos son algunas de las barreras que tiene que sortear los periodistas
Autores: Luna Perdomo y Roison Figuera
Los periodistas venezolanos conmemoran este 27 de junio su día con miedo a ser la próxima víctima de la persecución que el régimen de Nicolás Maduro se ha encargado de hacer parte de su política comunicacional, exacerbada detrás de la cortina de aparente legalidad que les ofrece la declaratoria de Estado de Alerta decretado como medida para combatir la pandemia del coronavirus.
Edgar Cárdenas, presidente de la seccional Caracas del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), considera que el gobierno presidido por Maduro aprovechó la llegada del coronavirus a Venezuela «para atentar contra un valor de la democracia, como lo es el derecho a la información», así como para incrementar las agresiones contra los trabajadores de la prensa. Desde el año pasado, el CNP ha denunciado que las agresiones contra periodistas y medios «se ha convertido en una política de Estado, que busca silenciar a la prensa libre sobre lo que acontece en Venezuela», sentencia Cárdenas.
En este mismo sentido, Carlos Correa, director del la organización no gubernamental Espacio Público, sostiene que en este país se hace periodismo con el riesgo de ser agredido por un modelo político que va en dirección opuesta con las garantías de libertad, y que ha sumado al patrón tradicional de agresiones que ejecutaba la persecución criminal contra los trabajadores de la prensa, el sometimiento a procesos penales por hacer el trabajo.
Correa también coincide con Cárdenas en que este nuevo patrón se recrudeció con la pandemia por el coronavirus, pues al tema de las restricciones de movilidad que dificultan el trabajo de los periodista, se suman las amenazas y detenciones a comunicadores por publicar informaciones en redes sociales.
«Ciertamente, se crearon condiciones durante la cuarentena para evitar el libre flujo de información plural, porque no se trata de contradecir las cifras oficiales emitidas desde el gobierno nacional presidido por Maduro de los casos de contagio de coronavirus; se trata también de cubrir los hechos noticiosos que tienen que ver con la situación que atraviesan los venezolanos de distintas índoles», expone Edgar Cárdenas.
Agresiones en aumento
«En medio de la pandemia se han realizado al menos 75 privaciones de libertad, de las cuales 28 se trataron de trabajadores de los medios de comunicación. 25 de ellas estuvieron relacionadas directamente al tema de la covid-19. La persecución ha estado presente sobre todo en el tema de la pandemia y la política», indica Carlos Correa.
Espacio Público contabiliza 556 agresiones a la libertad de expresión entre enero y mayo de este año. La ONG recuerda que el 2020 arrancó con restricciones a la cobertura de la situación política y el conflicto en el seno de la Asamblea Nacional (AN), con relación a la juramentación de la junta directiva que lideraría el Parlamento este año se desprendieron escenarios de violencia para negar el acceso y la cobertura de los acontecimientos.
Según la organización, en enero hubo más de 100 denuncias de violaciones, entre ellas por confrontación física y hostigamiento por parte de funcionarios de seguridad y de grupos irregulares afectos al régimen de Nicolás Maduro. Los vapuleos contra el trabajo periodístico no cesaron, pues en febrero las limitaciones y los niveles de violencia escalaron. Espacio Público destaca que en este mes reapareció el discurso de funcionarios del gobierno contra periodistas.
Agresiones, robos, desalojos violentos, persecución y golpizas recibieron reporteros por intentar hacer cobertura en la vía pública o en la sede del Parlamento Nacional a pesar de las acreditaciones otorgadas, rememora la organización defensora de derechos humanos.
«Marzo suma más de 30% de los registros, en un contexto de limitaciones extendidas hasta abril a partir de la circulación de información sobre la pandemia del covid-19. Privaciones ilegítimas de libertad, restricciones indirectas a la cobertura y la arremetida a trabajadores públicos en especial del sector salud, agravaron una desinformación generalizada frente a la crisis sanitaria mundial y su impacto local, precedido por una emergencia humanitaria compleja, también caracterizada por la opacidad», expone la ONG en su informe ‘El virus de la desinformación. Situación del derecho de la libertad de expresión enero-abril 2020’.
El director de Espacio Público, Carlos Correa, aclara que los casos de agresiones físicas en Venezuela aumentan cuando hay cobertura informativa en las calles y es por esa razón que en ese sentido esas violaciones se han reducido, debido a que por la pandemia no han ocurrido movilizaciones.
Por su parte, el CNP tiene un registro de 201 agresiones a periodistas en todo el país desde el 1 de enero hasta el 24 de junio de este año. Durante el aislamiento se registraron 132 agresiones y en los dos primeros meses del año, y parte de marzo, hubo 69 ataques a comunicadores.
La coordinadora de libertades informativas y derechos digitales del Instituto Prensa y Sociedad Venezuela (IPYS), Daniela Alvarado, apunta que desde enero hasta el 22 de junio registraron unos 212 casos de violaciones a la libertad de expresión y, de ese total, 129 están vinculados a la labor de periodistas y reporteros.
Alvarado apunta que en ese período de tiempo hubo al menos 69 casos de agresiones físicas contra trabajadores de la prensa, 18 casos de detenciones arbitrarias, 13 hechos de limitaciones en el acceso a la información pública y siete casos en los que el periodista debió enfrentar procesos judiciales, tipificación que está estrechamente vinculada a la de las detenciones arbitrarias.
El total de violaciones a la libertad de expresión registrad por IPYS lo completan amedrentamientos a camarógrafos y reporteros gráficos, censura interna y otros tipos de abusos de poder que tienen que ver con el discurso de funcionarios contra la prensa.
Las variaciones en los datos de las agresiones registradas por el Colegio Nacional de Periodistas, Espacio Público e IPYS existen porque la ONG lleva una data de todas las violaciones a la libertad de expresión en su conjunto; es decir, incluyendo a ciudadanos, infociudadanos y periodistas, mientras que el CNP se enfoca en agresiones a periodistas y trabajadores de la prensa. IPYS también contabiliza otro tipos de abusos y la censura.
El modelo político instalado por el chavismo hace que el viento sople contra el trabajo periodístico. Dificultades para acceder a la información pública, el miedo a ser agredido cuando se hacen coberturas en la calle y las consecuencias que pueden devenir tras la publicación de datos son algunas de las barreras que tiene que sortear el trabajador de la prensa en Venezuela.
«¿Cómo puedo decir lo que el oficio me demanda?, ¿cómo lo hago sin ponerme en riesgo o a mi familia? Son algunas de las preguntas más frecuentes que se hace un periodista», acota Correa.
A su juicio, es difícil comparar la realidad periodística del país con la de otras naciones, en principio porque cada Estado tiene sus propios desafíos. No obstante, es enfático al asegurar que aunque en otros países hay entorno complicado, no existe una expresión pública de estar contra los periodistas y los medios de comunicación, como en este país lo hacen Maduro y sus funcionarios.
La hecatombe económica que vive el país también condiciona y limita el trabajo periodístico, pues también se trabaja en medio de plantillas que han tenido que hacer medios de comunicación. Esto, aunque de por sí se ha evidenciado una reducción en el numero de personas que hacen periodismo.
«Muchos medios están dando pérdidas, entre ellos canales de televisión y la radio. No hay muchos anunciantes. Esto puede ser mucho más grave una vez que termine la pandemia o con su avanzar. A eso se le suma que los periódicos han cerrado o reducido su personal para mantenerse en la web. Hay una reducción importante del músculo. Sin embargo, hay ahora muchas plataformas y medios que utilizan distribución de información de internet», agrega Correa
Decir que los meses que van de 2020 han sido los peores para la libertad de expresión dependerá de la perspectiva que se analice, dice el representante del CNP. Cárdenas explica que aunque en este semestre han cerrado varios medios, desde este matiz no se puede hacer tal afirmación porque en años anteriores muchos más medios han cesado sus funciones.
No obstante, indica que desde las violaciones a la libertad de expresión y las agresiones a periodistas y medios de comunicación, «podríamos afirmar es uno de los más difíciles porque en apenas la mitad del año estamos hablando de 201 agresiones«, en medio de un confinamiento producto de la pandemia por coronavirus. «Con esta situación que atravesamos, nos encontramos con un incremento de violaciones a la libertad de expresión», afirma Edgar Cárdenas, presidente de la seccional Caracas del CNP.
Igualmente, Cárdenas concluye que «en Venezuela no se respeta ni se garantiza el derecho a la libertad de expresión y, en el período de la cuarentena, se ha establecido un protocolo de actuación, cercenando el derecho a la información, legitimando la censura y criminalizando la opinión; conductas que no son propias de los regímenes democráticos«.
Por su parte, la vocera de IPYS aclara que al inicio de este año hubo un registro importante de incidencias que terminaron en agresiones hacia periodistas, la mayor parte se produjo durante la cobertura a representantes de la oposición. Asimismo, también señala que ha sido en el periodo de cuarentena que han aumentado las restricciones, a pesar de que el ejercicio de periodismo de calle no se ha ejercido con libertades.
Alvarado indica que en comparación al año anterior el número de denuncias por agresiones es menor; baja relacionada con el contexto en el se encuentra el país, pues en 2019 la nación atravesó un momento político de mucha relevancia que además sirvió para identificar patrones bajo los cuales se ejercen agresiones.
Al patrón de agresiones que el régimen de Maduro mantenía -agresiones cuando ocurren hechos de movilización-, a raíz de la llegada del coronavirus este 2020 se sumó con mayor agudeza el de la persecución judicial.
«Para IPYS siempre ha sido motivo de preocupación el hecho de que los mecanismo de control continúen incrementándose. Nos encontramos en un ecosistema de medios cada vez más deteriorado. Primero se inició con la televisión luego se veían cercenados en la radio. En 2018 destacó la escasez del papel y desde 2019 hemos visto como en los espacios digitales se ha reforzado la censura«, agrega.
Retos para informar
Carlos Correa, director de Espacio Público, considera que el reto que tienen los periodistas venezolanos es avanzar y cree que todo esto podría ser posible con las dinámicas colaborativas. Destaca que otro factor importante es mantener mecanismo de reacción y solidaridad con colegas frente a las agresiones, que cada vez son más recurrentes.
«Hay desafíos muy grandes, pero gran parte de la sociedad tiene una valoración relevante por esto. Aunque también tienen los propios retos que les impone la realidad del país como el de garantizar su alimentación, servicios y calidad de vida mínima. El desafío es mantenerse vigentes para público y los lectores», sostiene.
Edgar Cárdenas añade que los periodistas deben apegarse al Código de Ética, al marco jurídico vigente y hasta a los instrumentos supranacionales en materia del ejercicio de la libertad de expresión para cumplir con su labor que es informar.
Igualmente, Cárdenas sostiene que ante cualquier agresión contra los trabajadores de la prensa, la primera acción debe ser la denuncia para que sea elevada a las organizaciones respectivas, de manera que en el mundo se conozcan los hechos que acontecen en Venezuela y se puedan establecer las garantías de obligatorio cumplimiento, a través de las distintas vías que existen para ello.
Pese al complicado escenario en el que llega la conmemoración del Día del Periodista, IPYS es enfático al asegurar que hay razones para ser optimistas y celebrar el hecho de que pese a las restricciones, en la nación se cuenta con periodistas que mantienen los objetivos claros: informar con verdad y responsabilidad.
«Hemos podido ver nuevas maneras de informar, contrarrestar los efectos de los mecanismo de censura e incluso la crisis de los servicios públicos como el de la electricidad», agrega. Al mismo tiempo, recomienda a los trabajadores continuar ejerciendo periodismo colaborativo, no dejarse llevar por informaciones que circulan en redes sociales y asesorarse en temas de protección de datos y seguridad digital, y lo principal: no permitir que la autocensura, por miedo, le haga el juego a los factores de poder.
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