viernes, 21 de noviembre de 2014

Atrapados y sin salida

En sus últimas intervenciones la dupla gobernante anda tratando de insuflarles ánimo a las huestes rojos-rojitas. Conocen todas las encuestas que se hacen en el país y saben sus resultados. Todas coinciden en que la abrumadora mayoría de los venezolanos siente que el país está mal y va por muy mal camino

SEBASTIÁN BOCCANEGRA/TalCualDigital
En sus últimas intervenciones la dupla gobernante anda tratando de insuflarles ánimo a las huestes rojos-rojitas. Conocen todas las encuestas que se hacen en el país y saben sus resultados. Todas coinciden en que la abrumadora mayoría de los venezolanos siente que el país está mal y va por muy mal camino.

Una importante mayoría no ve en Nicolás Maduro al hombre que pueda enderezar el rumbo. Incluso ya hay una buena cantidad de venezolanos que no cree que él sea quien manda, sino que le atribuyen el mando al capitán.

En todo caso el fracaso es de ambos, pues no hay duda que establecieron una alianza para imponer sus puntos de vista a todo el país. El caporal de la Asamblea nunca quiso el diálogo y Maduro no fue capaz de contradecirlo en firme. Ahora que los desafueros cometidos en vida por el difunto "eterno" están pasando factura, unido esto a la caída del precio de barril petrolero, los dos están atrapados y casi que sin salida.

Lo que les queda es tratar de lograr unos buenos resultados electorales en las venideras parlamentarias. No es imposible, pero sí bien difícil. Un primer paso en esa dirección es convencer a sus partidarios de que van a ganar. El optimismo es fundamental, por eso ambos andan asegurando que van a barrer en las legislativas.

Maduro incluso aseguró el martes que en estos momentos la ventaja es de 10 puntos a favor de los "revolucionarios". Él sabe que miente, qué es una raya más para un tigre, porque esa ventaja que se atribuye no la obtiene ni en las casas del PSUV. Basta salir a la calle para encontrarse con simpatizantes del proceso que se dicen chavistas pero no maduristas.

Marcan distancia con el jefe del Estado. Cada día que pasa lo quieren menos. Claro que para la oposición el mandado no está hecho. Hay que trabajar y convencer a los descontentes de ese lado. Y también a los escépticos de este lado. La tarea es ardua y para que ella tenga éxito un primer paso es construir una unidad lo más amplia posible. Por allí empieza la cosa.

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