Por. VenEconomía
Este jueves, tal como lo indicaban las señales emitidas desde hace semanas por Arabia Saudita, Kuwaity otros miembros de la OPEP, la organización decidió no recortar su producción como le apremió el gobierno de Venezuela en diferentes oportunidades para tratar de contener la sostenida caída que los precios del petróleo vienen registrando desde hace cinco meses.
Por todos es conocido, que el emisario Rafael Ramírez, actual Canciller de la República, pero al parecer enarbolando aún los cargos de ministro de Energía y Minería y presidente de Petróleos de Venezuela, se fue de gira, en un viaje que incluyó Rusia y a la mayoría de los países de la OPEP, tratando de convencerlos de la pertinencia de reducir la producción para revertir la caída de los precios petroleros. También fue un hecho público los frustrados esfuerzos de adelantar la reunión que se realizó ayer en Viena y otros intentos dirigidos en el mismo sentido de recorte.
La decisión de la OPEP de mantener la cuota de producción conjunta en 30 millones de barriles diarios, fijada en diciembre de 2011, es un rotundo fracaso diplomático de Maduro, Ramírez y el combo revolucionario. Y con ello se corrobora la pérdida de influencia de Venezuela en la organización, así como también la situación de debilidad en la que se encuentra la OPEP, que hace que en la mayoría de sus miembros prevalezca la determinación de mantener su participación en el mercado y no el elevar el nivel de precios.
La percepción generalizada de los analistas es que no existe nada que indique que los precios del petróleo no seguirán cayendo en el corto plazo. Incluso algunos de ellos prevén un nivel de $60 el barril, mientras que los más optimistas estiman que el mercado se estabilizará con el barril OPEP en alrededor de $70-75/bbl., ello suponiendo, lógicamente, que el mayor costo de los productores de petróleo de esquisto reducirá las inversiones y, por ende, la producción, por largo tiempo.
Sea cual sea el nivel de los precios, lo cierto es que todo el panorama mundial sugiere que la temporada de precios bajos llegó para quedarse por los próximos dos o tres años, porque la realidad es que esta ronda hacia la baja de los precios del petróleo no es más que un tema de exceso de oferta, entre otras razones porque las nuevas tecnologías (por ejemplo, perforación horizontal, fracking) han permitido a Estados Unidos echar mano a sus enormes reservas de petróleo y gas “atrapados” en formaciones de esquistos.
Cabe acotar que Venezuela, junto con Irán y Rusia (país no OPEP), es uno de los países más perjudicados con la racha de precios bajos, particularmente porque su nefasta (anti) política petrolera ha destruido su capacidad de producción y la instauración de socialismo del siglo XXI ha llevado a niveles críticos la situación económica del país.
Y aunque el gobierno insista en prometer todo lo contrario, en afirmar que se han blindado para los tiempos de las vacas flacas y en sostener que la caída de los precios no tendrá ningún efecto en la economía, lo cierto es que a Venezuela le espera en 2015 tiempos aún más difíciles de los ya precarios vividos en este 2014.
Suponiendo, por ejemplo, que el precio se estabilice en $75/bbl., se puede esperar que Venezuela registre alrededor de $33 millardos en exportaciones petroleras el año que viene, en comparación con un estimado de $40 millardos en 2013. Las importaciones de bienes y servicios obligatoriamente serían reducidas, de $59 millardos en 2013 a no más de $26 millardos en 2015 (más o menos lo mismo que en 2005).
Esto implica (a) un fuerte recorte en el gasto público con (b) déficits fiscales cubiertos con la maquinita de imprimir dinero del Banco Central y (c) una marcada reducción en la actividad económica en general…en pocas palabras, una versión moderna del Mar de la Felicidad de Fidel.
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