“¡Traidores son ustedes!”. No es ahora una acusación del oficialismo contra la oposición. Es el dardo que lanzan los voceros de Marea Socialista contra Diosdado Cabello y Tareck el Aissami, a quienes consideran como enemigos del proceso iniciado por Chávez y a quienes acusan de desviaciones fundamentales en el camino de la revolución.
Pero no se lanzan solo contra ellos, sino también contra lo que representan, junto con otras figuras prominentes de la cúpula oficialista, en el alejamiento del PSUV de la idea de gobierno y de país dejada por el desaparecido comandante.
De acuerdo con las afirmaciones de Rubén Mendoza e Hiber Barreto, voceros de Marea Socialista, el régimen ha dado un peligroso vuelco que conduce al chavismo hacia el despeñadero. El alejamiento del legado de Chávez, aseguran, significa un divorcio de profundas consecuencias para la transformación de la sociedad en atención a un proyecto serio y claramente establecido por el fundador del movimiento. Pero no se quedan en señalamientos vacíos: hablan de negocios sucios que se relacionan con el tráfico de divisas, de la inflación escandalosa y de la decisión oficial de pagar la deuda a toda costa en detrimento de las clases populares a quienes debe favorecer la revolución bolivariana. El madurismo ha puesto en marcha un “paquetazo al detal”, afirman Mendoza y Barreto en su reacción frente a los líderes del PSUV que han reprochado su actitud frente a la orientación que ha tomado el gobierno.
Además, aseguran que no están solos en su cruzada de adecentamiento, en su lucha para que las aguas rojas vuelvan a su cauce. Las simpatías de buena parte de la militancia del PSUV con sus denuncias son abrumadoras, afirman. Hay una dirección alejada de los clamores de los miembros de la base partidista, repiten a quienes los quieran escuchar. De allí la solicitud de una urgente rectificación de las decisiones de los altos mandos, o la necesaria creación de un nuevo partido que recobre las instrucciones de Chávez y haga de veras la revolución.
También claman por una discusión que no se ha permitido en el seno del partido de gobierno, cuyos líderes se han dado a la tarea de descalificarlos sin permitirse el asomo de un argumento serio en su contraataque. Los consideran como un estorbo, como una especie de infección que debe liquidarse de manera draconiana sin detenerse en miramientos, proclaman los líderes de Marea Socialista.
Pero el contraataque no es contra el grupo de dirigentes que ya se han constituido en facción disidente y quieren fundar un partido realmente revolucionario, sino también contra una significativa cantidad de militantes desencantados con el manejo de los asuntos públicos.
Ya el PSUV no se las tiene que entender solo con la oposición y con el crecimiento del malestar de la sociedad civil, sino también con un grupo importante de sus luchadores y fundadores. La pugna contra la hegemonía del oficialismo no se maneja desde la otra orilla, sino desde sus propias entrañas.
Fuente: El Nacional
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