lunes, 24 de noviembre de 2014

El exterminio de la inteligencia

Fernando Rodríguez/TalCual
S i en algo ha sido constante y fiel el régimen chavista es en su objetivo de tratar de eliminar cualquier forma de meritocracia, valga decir de inteligencia y preparación, por excluyente y clasista. Y vaya que ha logrado no pocos éxitos en esa tarea.


Nadie podrá olvidar aquella imagen eterna del Eterno botando con un pito, a los esclarecidos ejecutivos de la vieja Pdvsa. O la muerte en vida de los museos y otras entidades culturales en nombre del joropo y el baño con totuma. Y, por supuesto, la destrucción de las universidades autónomas: sistemática, sádica, lenta, humillante, ya bastante consumada, salvo por algunos apóstoles que insisten en medio de la catástrofe.

De resto, y entre tantos ejemplos posibles, basta oír a Maduro o a Cabello para saber cuán lejos estamos del decir de Cervantes y de la lógica magna de Aristóteles.

Pero estamos en presencia de una nueva y feroz andanada para continuar con la limpieza de los cerebros, para adaptarlos al cuartel y al populacherismo, a la identidad patria, versión Chávez.

Ahora la feroz persecución de las universidades privadas, en algunas de las cuales, las mejores (las hay de horror, nivel chavista) se ofrece a sus enseñantes condiciones acordes con su nivel de formación y donde, de paso, ha huido parte del talento maltratado en las autónomas. Se trata de aplicarle la ley de precios justos que no sirve ni para las areperas y mucho menos para medir la estructura de gastos de instituciones cuyo costo mayor es la calificación intelectual de sus docentes. Lo cierto es que, como ha sucedido en otros países, tienen que evitar que la inteligencia se refugie en las universidades privadas, ciertamente de algún costo, a pesar de su manifiesta y creciente responsabilidad social, pero ese es el lugar que el gobierno le ha dado en sus delirios demagógicos y crímenes contra la educación pública. Algo lograrán para sus designios, a pesar de la valiente y razonable defensa de esas casas de estudio.

Pero como resultan incapaces de lograr algunos voticos, al menos estudiantiles, en las universidades verdaderas, la furia destructiva crece. ¡Como es posible que en la ULA, apenas ayer, nos hayan dado tan vergonzosa paliza, después de la guarimbas terroristas, y nada menos que Gaby Arellano aparezca como una de las estrellas del evento electoral! Una oligarquía enquistada en esas universidades impide el acceso a ellas a los hijos del pueblo y hay que democratizarlas, dijo Maduro frenético el Día el Estudiante. Lo cual indica un desconocimiento absoluto de la naturaleza y los enormes problemas de éstas. De lo que se trata es de acabar con sus ya muy deteriorados niveles de calidad, en nombre de la consigna de que algún día todos seremos iguales…todos ignorantones.

Por último lo del IVIC donde ha logrado sobrevivir algo de lo poco de ciencia que todavía hacemos. No hay que ser muy agudo para imaginar el argumento: hay que ponerlo al servicio de la patria y sacarlo de su aislamiento onanista. Lo que indica una redomada ignorancia de la especificidad de la producción científica, a la cual tampoco se le puede aplicar la ley de precios justos, y la historia de lo muy concreto que ha aportado el Instituto al desarrollo real del país.

Qué queda, defender en cada ocasión la civilización contra la barbarie.

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