domingo, 14 de junio de 2015

Rafael Simón Jiménez: “Ojalá la explosión sea de votos y no de botas”

Foto: Manuel Sardá
El abogado, docente y exparlamentario asegura en el ping pong que jamás emigrará. Sostiene que en Venezuela hay una “presidencia colectiva” y dice que el presidente Nicolás Maduro “sufre de otitis desde que llegó al gobierno por su incapacidad para oír el clamor popular”

JOLGUER RODRÍGUEZ COSTA/JOLGUERR@GMAIL.COM
—Tras la amenaza armada del gobernador de Aragua ocurre el asalto a la Alcaldía de El Limón. Finalmente, el jefe del Estado augura masacre y muerte si fracasa la revolución. ¿Alguna sospecha?
—La desesperación. Ante la inminencia de la derrota electoral son  capaces de cualquier cosa. Ya la revolución fracasó, y la masacre y la muerte las sufre el pueblo con el hambre, la carestía, el desabastecimiento y la inseguridad.

—¿En qué han convertido a Venezuela?
—En una tragedia colectiva que pagan por igual justos y pecadores.

—¿Quién colocó esta bomba?
—La fraguó Chávez con su demencial ambición de poder.


—A pesar de todo, para muchos aún “vive”…
—Son vapores de la fantasía, diría Andrés Eloy Blanco.

—¿Cuándo dejó de vivir en usted?
—Antes de 2002 creí mucho en él. Compartí la idea de sustituir un sistema político colapsado.

—¿Y ahora?
—Los males de 1998 están extrapolados.

—¿Se siente coprotagonista?
—No, porque me desligué a tiempo. Es difícil  endilgarle la responsabilidad a los 4 millones que votamos por Chávez en 1998.

—¿Apoyó el 4-F?
—¡Jamás! El mismo 4 ya lo estaba atacando.

—¿Y el 11-A?
—También lo ataqué. No creo en ninguna salida militar. Soy antimilitarista genético.

—Pero creyó en Chávez…
—Porque actuó como líder civil y por vía democrática.

—¿Deja de ser militar un militar?
—De hecho, hay muchos. Banzer, en Bolivia; Ollanta, en Perú.

—¿Envilecen las reelecciones?
—Por supuesto. Lo evidencia mi libro Las tragedias de la reelección presidencial en Venezuela.

—¿Preside el presidente?
—Hay una presidencia colectiva que, en principio, es visible en la copresidencia que, de hecho, ejerce Diosdado Cabello.

—¿Un político admirable?
—Pompeyo Márquez.

—¿Una revolución ideal?
—Es una utopía por materializarse. Una aproximación: los países nórdicos.

—¿Emigraría?
—¡Jamás!

—¿Emigran los derechos?
—Hace mucho tiempo que están emigrados, disminuidos y conculcados.

—¿Quién defiende al ciudadano?
—Está absolutamente indefenso. El nuevo defensor del pueblo no ha pasado de reproducir la imagen de sus antecesores como defensores del gobierno y del puesto.

—Profesor de la Unimet, ¿hay sensibilidad social en el alumnado?
—Y el paisaje de Petare que tiene al frente ayuda. La realidad los ha tocado con la fuerza de un sacudón.

—¿Y el sacudón de Maduro?
—Quedó en una brisita. Se parece a la fábula del rugido de la montaña que terminó pariendo un ratoncito.

—¿Lo eximió una otitis del rugido papal?
—(Risas) Maduro sufre de otitis desde que llegó al gobierno por su incapacidad para oír el clamor popular.

—¿Ha aprendido la población?
—Creo que sí;  la realidad es un ejercicio cotidiano.

—¿Y el sindicalismo?
—Todo lo que hay ahora no lo habíamos conocido a esta escala y con esta impunidad. En los últimos 16 años han asesinado a más de 1.000 sindicalistas por dinero, chantaje o reparto de puestos.

—¿Impulsa la derecha el hampa?
—El hampa manda en el gobierno y en la calle, azotando a los ciudadanos. Crearon un monstruo que ahora no pueden dominar.

—¿Garantiza prosperidad la ultraizquierda?
—En absoluto. Profesa ideas fracasadas.

—¿Por qué su gremio de abogados, como garante de la justicia, no se ha manifestado contra la corrupción judicial?
—Hay que hacerle ese reclamo.

—Excomunista y fundador del MAS, en 1971, ¿por qué hoy no pertenece a ningún partido?
—Los respeto y defiendo, pero ninguno interpreta hoy mis convicciones. Deben seguir experimentando un proceso de reingeniería.

—¿Una tercera vía?
—A estas alturas de la madurez las verdades son de síntesis. Los extremos son siempre perjudiciales.

—Exparlamentario, hijo y nieto de parlamentarios, ¿la Asamblea hoy?
—Si en los años noventa calificaban al Congreso de “casa de segundones”, ahora es una casa de cuarterones.

—¿Ha sido incomprendida la MUD?
—Ha hecho bastante para ser incomprendida (risas).

—¿Qué es la Unidad?
—Un gran anhelo de cambio. No es una suma de partidos, sino una voluntad colectiva para un cambio democrático.

—¿Explotará la bomba?
—Está a punto. Los venezolanos no resisten más. Ojalá la explosión sea de votos y no de botas.

—¿Su salida?
—La unidad en torno a un entendimiento.

—¿Quién debe ceder más?
—Al gobierno le corresponde abrir las compuertas.

—Si ahora los menos estudiosos son los más afortunados y “los barrenderos garantizan más la salud que los médicos”, ¿para qué le servirían sus 27 posgrados?
—El mejor patrimonio es el intelectual y el moral. Venezuela tiene reservas para salir adelante.

—¿Por qué Chávez escogió a Maduro?
—La pregunta sería por qué no escogió a Cabello. Chávez los conoció a todos perfectamente. El gran mal del caudillismo es rodearse de mediocridades.

—¿Qué pasaría en Venezuela si para optar a altos cargos públicos siguiese siendo indiferente el nivel intelectual y moral?
—Verdaderamente la Constitución ha sido muy laxa en estos requisitos. En Venezuela pasa como dice Francisco Suniaga en El pasajero de Truman: “Quienes nacen para presidente terminan locos, y quienes nacen para locos terminan de presidente”.
Cort. El Nacional

No hay comentarios:

Publicar un comentario