Hay gente que evade la realidad de modo infantil, como cerrando los ojos, y actuando luego como si nada hubiese pasado. Más o menos, en ese tono reaccionaron el Gobierno y sus 11 emisoras de televisión, más las no sé cuántas emisoras de radio y hasta sus portales informativos con cobertura de la marcha del pasado sábado.
Hay gente que evade la realidad de modo infantil, como cerrando los ojos, y actuando luego como si nada hubiese pasado. Más o menos, en ese tono reaccionaron el Gobierno y sus 11 emisoras de televisión, más las no sé cuántas emisoras de radio y hasta sus portales informativos con la cobertura de la marcha del pasado sábado.
Oído al tambor: el sábado 30 hubo no una sino centenares de marchas en todo el país y hasta en algunas ciudades importantes del mundo, en demanda de libertad de los presos políticos y por el respeto de la Constitución.
Inicialmente convocada por Leopoldo López, la manifestación se volvió viral y asaltó las redes y hasta la conversación de los venezolanos, chavistas y no chavistas. La propia MUD en cuyo seno hubo desacuerdos por el “madrugonazo” de su llamado, admitió que la jornada fue todo un éxito.
Pero los llamados “enchufados” (como diría Pablo Iglesias, "las castas" del oficialismo, conformadas por ministros, diputados y dirigentes del PSUV) ni siquiera se dieron cuenta. No hablaron de ellas en sus cuentas de twitter, y en lo que respecta a VTV y las 10 televisoras que forman el emporio mediático maduro-cabellista, como dijo algún vez Roy Chaderton: solo pasaron comiquitas. Pero de la marcha… nada.
De hecho, un portal ponderado como Aporrea se unió al coro del disimulo y solo se refirió a este acontecimiento para reproducir las amenazas gomecistas de Maduro de poner presos a los jefes policiales de Sucre y Chacao, si ocurrían episodios de violencia.
En fin, oficialmente, la marcha del #30M no existió, ningún ministro la vio, Jorge Rodríguez aprovechó ese día para cambiar el caucho de atrás de su camioneta; Blanca Eekout estaba en una cola para comprar aceite, de modo que no se enteraron. O sea, eso que el profesor Díaz Rangel llamaba en la UCV el equilibrio informativo, y que el profesor Earle Herrera denominaba “derecho al ciudadano a ser informado” pasó al olvido.
Cort. TalCualDigital
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