sábado, 30 de mayo de 2015

‘Denuncio a Maduro todos los días’, afirma Lilian Tintori

Foto: Miguel Gutiérrez/EFE
EDUARD FREISLER/Especial/el Nuevo Herald

La casa de la familia López Mendoza en Caracas está ubicada en Sebucán, un barrio encantador lleno de árboles de mango cercano a una sierra que rodea la capital. Para algunos chavistas, esta casa es el foco de su desprecio, el semillero de la oligarquía venezolana.


Leopoldo López, el líder encarcelado de la oposición, es visto por los fervientes partidarios del difunto presidente Hugo Chávez como un joven rico y malcriado cuyo único deseo político es desmantelar todos los programas sociales que Chávez creó a favor de los pobres.

“Es increíble cómo Chávez se las arregló para establecer una conexión tan fuerte con sus partidarios”, dice Antonieta López, la madre de Leopoldo, refiriéndose al fervor cuasirreligioso que el autócrata, dos años después de muerto, puede todavía despertar en parte de la sociedad venezolana, principalmente entre los miembros de las clases más bajas.

Esta conexión que tenía Chávez con los menos aventajados es la única, y la última, señal de admisión que el ex gobernante recibe de parte de Antonieta. Su familia ha estado opuesta históricamente a los autócratas y dictadores del pasado en Venezuela. Su padre encabezó la resistencia clandestina en contra del dictador Marcos Pérez Jiménez, y su abuelo luchó contra el dictador Juan Vicente Gómez, y acabó muriendo en la cárcel. Y ahora, décadas más tarde, es su hijo quien está en conflicto con otro dictador: Nicolás Maduro.

El encarcelamiento de Leopoldo en la tristemente famosa prisión de Ramo Verde parece absorber todos los pensamientos de Antonieta. “La libertad para mi hijo se ha convertido en el proyecto de mi vida”, dice, y agrega que, si un miembro de la familia es encarcelado, toda la familia lo está. El destino de su ser querido tras las barras es un doloroso gravamen sobre todos ellos.

El espectro amenazante de problemas para Leopoldo pareció existir durante por lo menos diez años antes de su encarcelamiento en febrero del 2014. Antonieta cree que el fuerte seguimiento que tuvo su hijo durante las elecciones del 2004 y su popularidad no pasaron inadvertidos para el gobierno de Chávez, ni tampoco para otra entidad no por oculta menos peligrosa que está entrelazada con los líderes de la revolución bolivariana: la policía secreta cubana.

“Leopoldo ya fue encausado por este gobierno en el 2004 a manera de amenaza. Y estoy segura de que fue Fidel quien hizo la investigación y puso a Leopoldo en el radar del gobierno designándolo como a un enemigo”, dice.

Antonieta es una mujer de aspecto frágil que normalmente mantiene una calma asombrosa, pero se le salen las lágrimas cuando se refiere a los dos hijos pequeños de Leopoldo: Manuela, de 5 años, y Leopoldo, de 2. “Cuando Leopoldo fue a la cárcel, Leopoldo Junior apenas gateaba, y ya está caminando”, afirma. Entonces, como tratando de encontrar algún grado de confort en la situación, Antonieta señala que su hijo podría convertirse en un mejor padre como resultado de haber estado en la cárcel.

“El estaba muy metido en la política, corriendo por la calle, participando en reuniones. Ahora él tiene horas y horas para prepararse para la visita de sus hijos”, explica Antonieta.

Según ella, Leopoldo prefiere tener una conversación individual con cada uno de los niños. El incluso cambia los pañales a su hijo, y, cuando comen juntos, se asegura de que los niños tengan baberos atados al cuello. Ellos siempre traen una cena preparada en casa, porque ni Antonieta ni la esposa de él, Lilian, confían en la comida de la cárcel, ya que tienen miedo de que traten de envenenar a Leopoldo.

Mientras se desarrolla la entrevista, Antonieta está esperando que llegue la esposa de Leopoldo. Ella viene conduciendo de regreso de Ramo Verde, adonde había ido a ver a su esposo luego de un hiato de mes y medio. Durante este tiempo, no se le permitió a Leopoldo tener visitas. Lilian no pudo ver a su esposo ni siquiera el Día de las Madres.

Cuando Lilian llega finalmente, uno no podría imaginar que acaba de llegar de visitar la cárcel. Su característico cabello rubio y largo, su maquillaje impecable y su sonrisa radiante al entrar en la habitación sugieren que acaba de llegar de un salón de belleza. Nada parece afectarla, ni siquiera la humillante experiencia por la que acaba de pasar. Cuando llegó a la cárcel, un guardia le ordenó quitarse toda la ropa para impedir que entrara algo de contrabando a la celda.

En este momento, lo que viene a la mente son los insultos que se pueden oír entre los chavistas en los barrios pobres de las afueras. Allí, se burlan de Lilian Tintori llamándola “Barbina”. Nada podría ser más diferente de la verdadera mujer sentada a mi lado. No tiene nada de ingenuidad, ni de actitud superficial, ni indulgencia alguna en la vanidad. Lilian Tintori es una disidente disciplinada, centrada e implacable.

“Yo soy una opositora del hecho de que te pueden matar, de que te pueden robar, de que no puedes recibir atención médica adecuada para tus hijos, de que no puedes vivir con el dinero que ganas”.

Es su indignación sobre las condiciones políticas y sociales de la Venezuela actual lo que parece impulsarla ahora. Habla con rapidez y convicción. “Cada día yo denuncio al gobierno y trato de hacer algo en contra de la situación en que nos encontramos”, afirma, y califica al gobierno de corrupto, incompetente, asesino y metido en el negocio de la droga.

Además está la escasez de artículos de primera necesidad, como papel higiénico, leche y jabón. La esposa y la madre de Leopoldo comparten las mismas preocupaciones de base. Antonieta dice: “Si una madre en los barrios no puede conseguir carne para sus hijos por dos semanas, para la tercera ella empezará a expresar su preocupación, y para la cuarta estará en la calle exigiendo al gobierno que abastezca”. A Antonieta le preocupa que podría haber una ola de disturbios entre los mismos chavistas.

Lilian alega que muchos chavistas, debido a estas condiciones, ya están de parte de su esposo y listos para dejar atrás la revolución. Lilian habla brevemente sobre el caso de Juancho Montoya, quien, de acuerdo con el hermano de Juancho, Johnny, fue asesinado por “colectivos”, los milicianos armados de la revolución de Chávez.

Lilian exige justicia para la familia Montoya y para muchos otros que han sufrido tratos brutales o cosas aún peores a manos del régimen. Está convencida de que campañas por la justicia como esta le ganarán a muchos partidarios de Chávez.

Pero no todo el mundo está de acuerdo con el camino que Leopoldo López ha tomado, incluso entre los miembros de la oposición. Muchos lo sienten por él, pero algunos, al mismo tiempo, opinan que Leopoldo pudo haber visto venir la tragedia. “El cometió un error”, dijo un día antes en su oficina Juan Requenses, estrecho aliado de Henrique Capriles.

Juan considera que Leopoldo López fue demasiado lejos con respecto al gobierno antes de su arresto. En esos caldeados días de febrero del año pasado, una protesta encabezada por López tuvo resultados letales: 43 personas fueron muertas en la calle. Juan está convencido de que la policía es culpable, pero señala que Leopoldo López dio al gobierno la excusa para usar fuerza letal contra los manifestantes.

Lilian restó importancia a estas opiniones con una respuesta sencilla que muestra que esta ala de la oposición tiene una naturaleza combativa. “Están equivocados los líderes que no han hecho nada, que se pliegan al régimen de Maduro, líderes que se mantienen pasivos y cómodos en sus posiciones”.

La actitud resuelta e inquebrantable que brinda un aspecto severo a su rostro puede transformarse en una expresión radiante, suave y herida. Eso sucede cuando habla de su esposo y sus hijos. Está de acuerdo con Antonieta en que Leopoldo es ahora un mejor padre. “Bueno, sí, él les cambia los pañales, pero sigue siendo un padre en la prisión”, afirma con un suspiro.

No obstante, Lilian parece ser en general una optimista. Tal vez esa actitud suya de que vendrán días mejores proviene de su experiencia como corredora de maratón. “No tengo duda alguna de que Leopoldo saldrá pronto de la cárcel”, dice.

Cort. El Nuevo Herald

No hay comentarios:

Publicar un comentario