Los académicos Óscar Vallés, Luis Enrique Alcalá y Daniel Varnagy coinciden en que es lógico que Nicolás Maduro haya cobrado protagonismo mientras Juan Guaidó queda relegado, pero advierten el mandatario se juega su futuro por la deplorable situación del país previa a la llegada del covid-1
El 13 de marzo de 2020 cambió el panorama político del país. El presidente de la Asamblea Nacional (AN), Juan Guaidó, había anunciado esa semana que se reactivarían las movilizaciones en protesta contra Nicolás Maduro, mientras el debate se centraba en la conformación de una nueva directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la posibilidad de que, si se lograba un acuerdo para la designación de la misma, la oposición pudiera participar en las elecciones parlamentarias que constitucionalmente deben realizarse este año.
Pero en la mañana de ese viernes 13, la confirmación oficial de los primeros casos de personas contagiadas del coronavirus en Venezuela alteró el tablero político. Nicolás Maduro pasó al primer plano dictando las medidas a tomar por su gobierno ante la situación, valiéndose como brazo ejecutor de la Fuerza Armada Nacional y anunciando la orden de colocar en cuarentena a la población, mientras la atención se desvió de la oposición en general y Juan Guaidó queda relegado.
A estas alturas, la figura de Maduro aparece fortalecida y la de Guaidó anulada ante la contundente realidad de la pandemia originada en la provincia de Wuhan, China. Sin embargo, al haber quedado el mandatario jugando solo en el escenario político, le hace ahora bailar en el filo de la navaja, pues toda la responsabilidad del impacto de los efectos del covid-19 quedó sobre él, en un momento en que el país continúa transitando una severa crisis económica, donde los servicios públicos tienen severas deficiencias y la producción de bienes y servicios, especialmente alimentos y medicinas es prácticamente nula, al punto que, expertos consultados por TalCual llegan a considerar que el mandatario se juega su futuro político de manera definitiva.
Fuerza
El politólogo y jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana, Óscar Vallés, destacó que es normal que Nicolás Maduro, al ejercer de facto el poder en Venezuela, sea quien destaque en esta etapa inicial de la crisis.
“Por supuesto que, ante una crisis de esta naturaleza, va a destacar quien tenga mayor fuerza en la sociedad y la fuerza real en la sociedad es la capacidad de movilizar recursos. No tiene nada de extraño entonces que el señor Maduro, en esta coyuntura, destaque, porque tiene mayor capacidad de mover recursos, lo que se expresa no solamente en el ámbito de la FAN sino de todo el aparato de la administración pública, la burocracia en el área de salud. Sigue teniendo bajo su poder unos recursos que ni cercanamente tiene Juan Guaidó”, expresó Óscar Vallés.
En su opinión, lo peor que puede hacer el presidente de la AN es competir con Maduro en materia de recursos, que sienta que está siendo apabullado y venga entonces a querer tomar acciones de gobierno ante la crisis causada por la pandemia.
Acotó, no obstante, que Maduro se juega su futuro porque está en la vitrina, en un nivel de máxima exposición ante una población que va a estar igualmente en el máximo nivel de expectativa acerca del manejo de la situación.
Control social
El sociólogo e investigador Luis Enrique Alcalá, quien mantiene el blog Doctor Político, estima que la crisis derivada de la llegada del coronavirus favorece el logro del control social total al que ha aspirado el chavismo en estos 21 años de gobierno y esto ante una situación donde la población lo que tiende es a tratar de protegerse, lo que lo orienta a buscar la atención que actualmente solo el gobierno de Nicolás Maduro, en teoría, puede ofrecer.
“Actualmente se le está haciendo caso es a Maduro, por las medidas. Añádele a eso que en la dimensión internacional (el tema) Maduro y Venezuela ha dejado de ser prioritario. Países que están pendientes del deporte internacional que es Venezuela, en el que se inscriben, despotrican contra Maduro y ganan puntos en el escenario, ha pasado a un tercer plano”, indicó Alcalá, argumentando así el papel preponderante que está teniendo el gobierno chavista.
Desde su perspectiva, la situación también ha contribuido a desmitificar la “novela” de Juan Guaidó, de quien dice ha bajado en aceptación y presencia. Un libreto que, aseveró, consiste en una serie de mentiras sucesivas que no enfrentan de manera efectiva el régimen de Nicolás Maduro.
Considera que, en algún momento de esta crisis, “caerá la locha” y surgirán las consecuencias de la terrible situación del país. “El estado de la salud en Venezuela es terrible. Estamos en una situación de alta peligrosidad, no solo por el virus mismo sino por la capacidad de atención a la emergencia”, señaló quien se describe como “político clínico”, por su vocación de promover soluciones reales a problemas de carácter público.
Fases iniciales
El doctor en Ciencia Política y profesor titular de la Universidad Simón Bolívar Daniel Varnagy explicó que las situaciones de conmoción, como la que se da a partir de la llegada del coronavirus, suelen tener tres fases: ascenso, estabilización y descenso y que, en la inicial, que es la que se vive actualmente, es comprensible que quien tiene el poder fáctico y está respaldado por el estamento militar es quien va a tener control de la situación, algo que continuará en buena parte del período de estabilización.
“Tenemos que recordar que la figura de Juan Guaidó tiene un poder diplomático por un lado y uno simbólico por el otro, pero no tiene poder real. Probablemente en esas dos primeras fases su capacidad de actuar y protagonizar es muy baja; pero luego viene una tercera fase, porque no es una situación que se va a eternizar en el tiempo, que va a dejar mucho más desnudo ante los venezolanos y el mundo la fragilidad en la que estamos sumidos los venezolanos hace 20 años producto de malas políticas y un modelo inadecuado para estos tiempos”, sostuvo el analista Daniel Varnagy al coincidir en que Maduro se juega su futuro.
Coacción
Precisó que, efectivamente, la situación favorece a incrementar los niveles de control social de la población por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
“Probablemente vayamos a enfrentar un aumento de control por parte del estamento militar y por órdenes de Nicolás Maduro justamente para garantizar la inamovilidad social el distanciamiento social, y la vía para buscar la expansión de la pandemia es la coacción militar cuando en otros países no se ha requerido el uso de la fuerza militar para lograr la cuarentena”.
Pronóstico reservado
“Quien está a prueba es Maduro, está en la palestra y está siendo evaluado –afirmó Óscar Vallés- la gestión pública de Maduro en esta crisis viene a ser un factor decisivo porque se juega su futuro político”.
El docente coincide con los otros expertos en apuntar a las enormes carencias que tiene Venezuela en materia hospitalaria y también de los servicios públicos. “La principal recomendación es lavarse las manos constantemente y hay medio millón de habitantes que no cuentan con el servicio de agua. Es lo que está tratando de manejar Maduro y el equipo que le acompaña, tiene pocos recursos y dificultad para lograr que esta crisis llegue a peor”.
Indicó que lo mejor que le ha pasado al gobierno es la recomendación de colocar a la población en cuarentena, pero que de ahí en adelante empezarán las dificultades. “Imaginemos lo que puede pasar en las próximas dos semanas cuando un 70% de la población, que está en la economía informal, no tenga posibilidad de hacer ningún tipo de gestión porque debe estar en la casa; no pueden vender en la calle, hacer plomería, trabajos eléctricos, cuidar niños, así que vamos a ver cuál va a ser la reacción, es de pronóstico reservado. En buena medida la gestión de Maduro y todo su equipo se juega su futuro”, apuntó.
Sostuvo que lo recomendable para Juan Guaidó es ocuparse de su gestión como jefe del Poder Legislativo, “que es un Poder que tiene mucho que hacer y decir” y que evite competir con Maduro. “Debe asumir su papel de Poder Legislativo y ejercer la contraloría del Estado”, acotó.
Planes de contingencia en alimentación
Daniel Varnagy resaltó que la fragilidad del Estado venezolano no se da solo en el sector salud, sino también en otras áreas de la vida, por las precariedades desde el punto de vista económico. “La capacidad de respuesta desde el punto de vista de producción está bastante mermada, la crisis de los servicios públicos es nacional, la capacidad de incrementar nuestra producción de petróleo es nula. El sector privado por políticas proteccionistas, estatistas, y el sector bancario van a quedar muy debilitados luego que pase la conmoción”, advirtió.
Por todo ello, estima que en ese momento será cuando la población va a reaccionar con bastante rabia, todo debido a la poca capacidad de respuesta que va a tener el sistema que encabeza Nicolás Maduro después de pasada la crisis.
Expresó su preocupación por los brotes de histeria colectiva. “En esta situación temo a las ménades, de las cuales en Venezuela ya hemos vivido en anteriores oportunidades, donde se presentan saqueos por el miedo al hambre”, detalló.
“Entonces, si intentas controlar todos los movimientos, no va a haber forma de garantizar la satisfacción de las necesidades nutricionales de la población, que de por sí ya no están satisfechas. Puede haber temor de que cierren los grandes mercados populares o éstos queden desabastecidos”, detalló.
En atención a ello, abogó para que, desde el Estado, se diseñe un plan de contingencia capaz de garantizar los alimentos a los venezolanos.
Que el pueblo se pronuncie
Luis Enrique Alcalá también estima que Maduro se juega su futuro e insistió en que, una vez se supere la crisis por el coronavirus y la realidad de un país improductivo y sin recursos se haga más patente, se debe apelar a la población, el auténtico depositario del poder constituyente originario según la Constitución, y el que puede tomar decisiones distintas a lo establecido en la Carta Magna pronunciándose en referéndum.
“Debemos buscar una solución para que Nicolás Maduro salga de la presidencia de la República, pero eso no lo puedes decidir en una mesa de diálogo. El único poder que puede autorizar algo que sea contrario a lo que prevea la Constitución es el poder constituyente originario a través de referendo”, recordó.
Tomada de: TalCualDigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario