domingo, 29 de marzo de 2020

El tiempo de los derechos y el fin de los deberes

LEONARDO OSORIO BOHÓRQUEZ / IDEAS EN LIBERTAD 29MAR2020
En el mundo occidental ha habido un principio de progresividad de los derechos desde la constitución de los Estados modernos. En principio se amparaba la propiedad, libertad, igualdad y seguridad como principios inviolables de los  individuos dentro de las sociedades.



Los límites al poder del Estado fueron fundamentales precisamente como garantías de esos derechos, el soberano o el rey en el contexto de los Estados absolutistas estaba en disposición de actuar arbitrariamente. Esto cambiaría drásticamente con los principios liberales puestos en marcha a lo largo de las décadas.


En el siglo XX nacen los llamados derechos sociales, ahora el Estado debía garantizar vivienda, salud, educación, trabajo y otra serie de beneficios a la sociedad. Para muchos esto fue un avance significativo con respecto a los antiguos derechos individuales. Las mujeres lograron en el contexto occidental, la igualdad de derechos que antes les estuvo negada.


Sin embargo, esa progresiva cantidad de derechos también tuvo sus consecuencias. Los llamados Estados de bienestar tuvieron un peso fiscal significativo, para lograr cubrir los gastos tan elevados debido a que hora tenían mayores funciones para garantizar esos derechos sociales.


Luego con la promulgación de los derechos humanos, considerados de carácter universal, y ahora con la exigencia de derechos colectivos demandados por grupos feministas, minorías étnicas, comunidad LGBT, parece ciertamente marcarse una tendencia de la sociedad en general de querer gozar de cada vez mayores beneficios por parte del Estado.


Lo que parece que  no se debate actualmente, o nadie exige, es la corresponsabilidad de los deberes. Esto no es un problema menor, y va mucho más allá de un tema meramente jurídico.Termina siendo incluso un asunto de responsabilidad individual,ahora el Estado se debe encargar de proveer beneficios que debieran ser asumidos por los individuos.


Por ejemplo, la demanda de gozar de servicios públicos puede ser costeada por los propios ciudadanos en un contexto donde haya libertad y prosperidad económica, no es necesario que el gobierno asuma esa función. El problema de los subsidios es la fuerte carga fiscal que se coloca sobre el Estado, para hacerlo en todo caso se requiere aumentar los impuestos.Cuando a los ciudadanos se les menciona un aumento de impuestos naturalmente se resisten.


Quieren un gobierno proveedor de bienes y servicios, pero no quieren asumir el pago de impuestos necesarios para poder cumplir con esas nuevas obligaciones. En todo caso, el peso se les deja a los ricos por tener mayores recursos y así poder lograr una mayor igualdad social. Desde la perspectiva de los derechos individuales, cobrar más impuestos a unos individuos que a otros es una violación del principio de igualdad ante la ley. En su lugar, se aplica la noción de equidad  se aporta un porcentaje de la riqueza total, que varía según los ingresos de cada quien.


Aunque parece muy lógico y justo, mayores impuestos a las clases altas alejan la inversión, y esto por supuesto tiene un efecto negativo en la economía porque habrá menor producción y empleo, a la larga también provocará una disminución de la recaudación fiscal porque existirán menos contribuyentes. El problema es verlo todo desde la perspectiva de cada grupo social, y no desde una visión global.


Entonces el dilema no es realmente lograr la  igualdad, sino de que unos individuos pretenden en la sociedad actual tener más derechos que otros. De la misma manera, prefieren trasladar los deberes a terceras personas, o al mismo Estado para evitar mayores complicaciones.


Se justifica la exigencia de más derechos sobre la base de pertenecer a sectores vulnerables. Estos pueden ser mujeres, indígenas, minorías étnicas, o refugiados que huyen de ciertos conflictos.  Nuevamente el argumento moral se hace presente, es necesario compensar y ayudar a quienes han sufrido o sufren explotación.


Sin embargo,  cuando se pide corresponsabilidad de deberes, se plantea el mismo argumento, no se está en igualdad de condiciones para cumplir con los mismos deberes que los demás. Muchos grupos indígenas por ejemplo, piden reconocimiento a sus leyes particulares, pero se niegan a acatar muchas normas de los Estados nacionales.


Algunos grupos feministas demandan la legalización del aborto sobre el argumento de que es su cuerpo y su decisión, y el gobierno no se puede inmiscuir en sus elecciones personales,pero contradictoriamente pretenden que el Estados se los pague. En su lugar debería haber mayor concientización sobre el uso de métodos anticonceptivos y el ejercicio de una sexualidad responsable.


Sin embargo, las conferencias sobre deberes y responsabilidad brillan por su ausencia, es cada vez más común charlas sobre derechos humanos, sociales, colectivos, entre otros.  Se habla muy poco sobre el deber de los ciudadanos con el Estado. Las constituciones actuales son un claro ejemplo de ello.  Cargada de enormes cantidades de derechos y con poca mención a deberes, solo se puede incentivar la irresponsabilidad de los ciudadanos.


Pensar que se tiene derecho a todo sin haber realizado los méritos para obtenerlo. Ni siquiera hay una discusión teórica acerca de qué es un derecho. En el mundo actual las personas, más que derechos, piden son privilegios porque exigen ser favorecidos por la ley de forma especial.


Algunos derechos pueden ser  aceptables y otros discutibles.  En el caso de los llamados derechos humanos feminizados, los gobiernos deben proveer ayudas a las mujeres embarazadas, antes, durante y después del parto. Nadie niega que deba existir una política social hacía aquellas ciudadanas que no cuentan con recursos para cubrir los gastos de su embarazo. Esto puede ser en el caso de los refugiados.


No obstante, también se deben dar charlas para concientizar a las personas sobre una maternidad y paternidad responsables, no se puede tener hijos en un contexto de graves crisis y menos si no se tienen recursos para mantenerlos. Es deber de cada ciudadano proveer a sus hijos de los bienes necesarios para su subsistencia. Algunos pueden utilizar a los infantes para obtener con mayor facilidad ayudas sociales o la nacionalidad en caso de ser migrantes.


Hay situaciones excepcionales que ameritan apoyo, caso de guerras o catástrofes naturales, o como en el caso venezolano, una situación de empobrecimiento generalizado producto de malas políticas de gobierno. El problema es que las ayudas sociales no pueden ser largamente  sostenidas por los elevados costos, y algunos ciudadanos pretender vivir eternamente de un beneficio.


Todos tenemos necesidades, pero hay muchos derechos hoy en día que pueden ser asumidos por ciudadanos responsables, no necesariamente deben ser proveídos por el Estado. Esto solo puede ayudar a reforzar el paternalismo, ciudadanos que no asumen sus deberes individuales.


Es fundamental dar un mayor debate sobre la legitimidad de ciertos derechos y la importancia de corresponsabilidad de deberes, para lograr sociedades prosperas y no cada vez más dependientes de los gobiernos, esto puede dar lugar a peligrosos movimientos autoritarios.


Referencias
Imagen: Obra “Human head” de Ossip Zadkine
Tomada de: 

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