domingo, 15 de marzo de 2020

La economía de los Bodegones en Venezuela; Una nueva involución social

LEONARDO OSORIO BOHÓRQUEZ/ IDEAS EN LIBERTAD 15MAR2020
En Venezuela en los últimos meses del 2019 parece haber un ligero resurgir de la actividad comercial con la aparición de diversos bodegones, es decir, pequeños comercios dedicados a la venta de variados  productos importados y alimentos de primera necesidad.



Esto para algunos puede dar una ligera sensación de recuperación económica, pero esto solo demuestra el abismo al que ha caído Venezuela en los últimos años. Por mucho tiempo la escasez de bienes fue lo normal, producto de toda una serie de controles destinados a asfixiar la empresa privada.


Muchas empresas han cerrado a lo largo de los años, eso ha provocado que se reduzca la actividad económica en el país, con varios años de recesión y un Producto Interno Bruto reducido a menos de la mitad por su caída continúa desde el 2014. En ese escenario, el gobierno de Maduro ha hecho algo que en el pasado ya hicieron los regímenes socialistas conocidos, flexibilizar un poco los controles para permitir el surgimiento de ciertas actividades comerciales, un poco para bajar la tensión política y dar la sensación de mejoría.


Al final para sobrevivir, todo gobierno socialista necesita un poco de capitalismo, que bajo esos sistemas se expresa de manera imperfecta bajo la forma de mercados paralelos y un crecimiento de la actividad informal. Ya Lenin en los comienzos de la Rusia socialista aplicó la Nueva Política Económica, que implicó flexibilizar ciertos controles y esto ayudó a una mejoría de la economía.


Luego con Stalin arreció nuevamente la planificación centralizada de la economía. Por consiguiente, conviene no confiarse en el caso venezolano, Maduro ha derogado la ley de ilícitos cambiarios, en la práctica ha dejado de fiscalizar los comercios para imponer el cumplimiento de los controles de precios, aunque la ley sigue vigente, y ha establecido nuevas facilidades para las importaciones.


Esto puede ayudar a un somero auge del consumo interno, pero no así a elevar la producción, ni evitar que la economía se mantenga en recesión. Para ello se necesita cambiar todo el entramado jurídico para construir un nuevo modelo económico, dar garantías para toda clase de inversiones.


Un gobierno sancionado y en condición de default, además de no reconocido oficialmente por muchos países del hemisferio occidental, crea un clima de desconfianza e incertidumbre que imposibilita hacer grandes inversiones. Solo sus aliados principales bajo ciertas condiciones estarían en disposición no de auxiliar al gobierno con préstamos, pero sí de encargarse de algunas actividades económicas en el país.


La privatización de PDVSA o de ciertas operaciones está siendo contemplada por el gobierno ya que no cuenta con recursos para invertir en la industria petrolera. Sin posibilidades de acceder a los mercados internacionales, busca en sus socios estratégicos una posible salida cediendo el control de ciertas empresas que solo representan gastos.


Muchos creen que la economía venezolana va a mutar hacia las reformas chinas aplicadas a finales de la década de los 70 por Deng Xiaoping, un sistema político autoritario con control por parte del partido comunista Chino, pero con zonas económicas especiales en algunas regiones.


Es muy pronto para asegurar tal cambio de modelo e incluso la misma constitución debiera ser modificada para dar entrada a los capitales internacionales. Los intentos recientes por controlar la directiva de la Asamblea Nacional se encaminan en esa dirección para dar asidero jurídico a ciertas medidas que piensa tomar el gobierno para liberar un poco el mercado.


En todo caso no sería un capitalismo liberal, o un capitalismo salvaje como muchos gustan de llamar, sino una vuelta al mercantilismo, es decir, un sistema que solo favorece a una pequeña cúpula cercana al poder político.


La nueva clase comercial que se está levantando en Venezuela, por lo menos una parte significativa, pertenece a los mismos sectores que se han lucrado con el gobierno, militares o funcionarios de diferente tipo. Han desplazado al pequeño sector comercial tradicional, y ahora quieren suplir los  espacios con sus propios negocios.


Las expropiaciones hicieron huir a muchos empresarios del país, ahora hay menos competencia para instaurar negocios. Aunque el auge de los bodegones probablemente hará que comience a darse rebajas en algunos bienes ofertados en el mercado, pero deja a la mayoría de venezolanos sin acceso por  los altos costos de venta.


El consumo de ciertos bienes es un privilegio en el país desde hace tiempo, no se necesitan grandes centros comerciales para cubrir la demanda de una población con bajo nivel de consumo, por el retroceso general del ahorro y la inversión a lo largo de los años. Los venezolanos que reciben remesas del exterior pueden mitigar un poco la crisis que se vive.


La dolarización en la venta de muchos bienes los hace inalcanzables para el venezolano común. Dentro de ese contexto la economía de los bodegones no tiene mayor capacidad de expansión en el país, es la muestra de que el socialismo siempre logra llevar a su mínima expresión las actividades comerciales y productivas.


El 2020 será otro año de recesión económica, aunque la inflación ha mermado y es posible salir de la hiperinflación, si el gobierno vuelve a inyectar liquidez con el uso del Petro como moneda, es posible nuevamente una aceleración en los precios como ocurrió a finales de diciembre y comienzos de enero de este año.


El Petro ayudará solamente a incrementar los precios de los bienes, por eso el gobierno ha limitado su libre convertibilidad a bolívares. Solo algunos comercios, seguramente con vínculos con el chavismo, aceptan este tipo de moneda virtual. El dólar sigue siendo la divisa predilecta en las transacciones, su uso ayuda a proteger los activos de los vendedores,  incluido los pequeños  bodegones.


El bodegón llegó para quedarse, es la expresión de una actividad económica que se ha reducido drásticamente, que no permite una venta masiva de bienes y servicios. Son la mejor muestra de una economía de subsistencia, pre-moderna y muy similar a las pulperías de la colonia. Son la manifestación de un cambio, pero no de uno favorable, solo evidencia la ruina económica de la gran empresa en Venezuela.


Referencias
Imagen: Getty Images
Tomada de: Ideas en Libertad

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