La politólogo guatemalteca, conocida en Europa y América por su discurso en Zaragoza, desarrolla conferencias en la capital venezolana de la mano de Cedice y Un Mundo Sin Mordaza
Populismo versus República son los dos elementos antagónicos sobre los que trata el mensaje de Gloria Álvarez, activista por los derechos económicos y liberales, en su paso por Venezuela. Parte de su mensaje se conoció ayer en la sede del auditorio de la Cámara de Comercio de Caracas, como eco del discurso que viralizó en redes sociales durante el Parlamento Iberoamericano de la Juventud, en Zaragoza, España.
Álvarez, de origen guatemalteco, manejó con humor negro la conferencia de este jueves de la mano del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico, Cedice Libertad, y la asociación civil Un Mundo sin Mordaza. “La situación de Venezuela es algo que sigo desde hace mucho tiempo, aparte porque mis abuelos y mis padres son cubanos. Es como si la historia se repitiera y empiezas a ver Religión en La Granja de George Orwel y empiezas a los cerdos, los caballos, las ovejas y a su vez a su propia sociedad. No es algo nuevo para mí”, señala quien se ha dedicado a defender las libertades económicas y sociales en Guatemala.
Para Gloria Álvarez las sociedades latinas parece están hechas para premiar a los funcionarios corruptos.
“Pero aquí mientras quien se atreve a alzar es atacado, el ladrón es aplaudido, venerado y llevado a los puestos públicos. Por eso me voy a Zaragoza me voy y pronuncio un discurso y luego soy respaldada por 5 millones de personas”.
“Los políticos de Guatemala que se financian por el narcotráfico se han de pegar en la pared todos los días de pensar cómo yo sin pagar un centavo me hice conocida en Latinoamérica, mientras ellos pagan millones de dólares y venden su alma al diablo para medio dase a conocer”, dijo la activista.
Quienes le preguntan por qué no cobra por sus conferencias, que la ha llevado por Bolivia, España, Argentina y Bélgica, señala que detesta a quienes se lucran del conflicto que mantuvo sumida a Guatemala en una crisis por más de 36 años. “Yo no quiero vivir del populismo, yo quiero que esa vaina se acabe para entonces hacer algo por Latinoamérica”, sentenció bañada de aplausos.
Madurez
Comentó que el Servicio Bolivariano de Inteligencia, Sebin, la acompañó de arriba abajo siguiéndola en caravana en un vehículo de vidrios oscuros y sin placa de identificación. Pero nada de esto la ha detenido en su agenda, que la ha colocado también entre los lectores de la feria a cielo abierto de Altamira y entre las juventudes de los estudiantes de la Universidad Monteávila y Universidad Central de Venezuela, que también visitó.
Al propósito de jóvenes, invitó a los muchachos a dejar de ser ingenuos y madurar su rol ante la sociedad, con consciencia ideológica. “A mí me da risa cuando los jóvenes dicen ‘salgamos a las calles, tomemos el poder’ y cuando les preguntas qué sabes hacer, dicen nada”, reflexionó Álvarez sobre la apatía de la generación 2.0.
“Si no tenemos una juventud que aprenda a proponer y que cruza los dedos para que las propuestas venga del gobierno, pues estamos muy mal. A los muchachos les digo que a mí no me importa que sean comunistas, pero séanlo después de leer El Capital de Carlos Marx, después de leer la historia de China y el genocidio de Mao y si después de todo eso se clavan afiches del Ché Guevara, está bueno. ¡Pero lean!, por Dios santo, defínanse ideológicamente porque sino cualquier populista los va a venir a babosear (manipular)”.
A su juicio, la oposición en Venezuela le falta definirse como alternativa y un objetivo que vaya más allá de los escenarios electorales, para entender mejor la importancia de la separación de poderes. “El trabajo, creo yo, debe ir por ahí. Eso no significa atacar a Maduro o al Gobierno. Propón tú como ciudadano soluciones viables. Mucha gente quiere que responda con una bola de cristal cuándo se acabará el populismo, pero eso es una decisión individual que puede demorar lo mismo que tarda una mujer qué ropa se va a poner o a un hombre saber si se va por una calle u otra en un carro”, dijo la activista de derechos económicos, quien seguido citó palabras del venezolano de Jaison Silva, venezolano talento de National Geographic.
“Es cierto que en Venezuela la criminalidad es terrible, pero a nivel mundial ha bajado muchísimo. Hay ciertos sitios como Somalia y Venezuela donde se ven estos problemas y la gente dice que el mundo se está acabando, pero el mundo no se está acabando. El mundo está progresando. Son palabras de un compatriota suyo, ahí hay un líder de tecnología. Sólo le falta un poquito de economía y política y lo tenemos listo”.
Al ser consultada sobre la migración de talentos de Venezuela, habló en primera persona y se blindó de prudencia.
“No sé qué haría si mañana gana las elecciones de Manuel Baldizón en Guatemala y llama a TV Azteca para que me despida, me quedo sin trabajo, hay escasez, de la nada no puedo comprar aceite y otros alimentos. No sé, no podría opinar bajo una circunstancia que no he vivido, aunque lo tengas en los genes porque mis abuelos son de Cuba (…) A nadie le diría que se quede en su país para sufrir, porque yo soy libertaria. A una amiga venezolana que está en Argentina y se siente culpable de haberse ido, le dije que ella no puede cargar el peso de un país entero, por unas cargas colectivas que se generan por cambios individuales no se producen”, finalizó la guatemalteca, acompañada de Rodrigo Diamanti, portavoz de Un Mundo Sin Mordaza y Rocío Guijarro, presidenta de Cedice Libertad.
Este es el discurso de Gloria Álvarez en Zaragoza de 2014 que se hizo viral en las redes y la convirtió en un fenómeno pop de la política latinoamericana.
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