Durante más de 16 años la élite gobernante en Venezuela no ha hecho otra cosa que destruir el aparato productivo nacional, llevar al borde del colapso la industria petrolera nacional y hundir la economía del país en un profundo foso. Todo ello en aras de perseguir cantos de sirena de un comunismo fracasado, en todo momento histórico y en toda nación afectada.
A pesar de ello, esa misma élite en el poder sigue insistiendo en responsabilizar a terceros de la debacle y persiste en inventar la pólvora, recurriendo a las mismas fórmulas ruines ahora aglutinadas en los ¨9 motores productivos¨ anunciados por Maduro.
Allí, en esa fórmula encajan tanto el Decreto de Emergencia Económica, diseñado este para mantener el status quo de Maduro y su tropa, y profundizar la destrucción del aparato productivo y de la economía; como el Consejo de Economía Productiva instalado esta semana, un adefesio sin pies ni cabeza, inventado por Nicolás Maduro, supuestamente para buscar ¨mecanismos para reactivar el aparato productivo nacional¨, como si este fuera el inicio de su primer mandato presidencial.
Un adefesio que, como indica el analista político Nicomedes Febres Luces, está integrado por personas que “ni son líderes empresariales, ni dominan industrias y, o son chapistas o son baila valses por gusto, deber o necesidad”. O por personas de un pasado non sancto, como el caso de Luis Van Dam, a quien se vinculó allá por los 90 con el caso de repotenciación de los tanques AMX 30, que ocasionó un daño a la nación por unos $138 millones.
La realidad es que la situación de caos económico de Venezuela está hasta la saciedad diagnosticada por economistas de experiencia comprobada, entre los que se incluye el Consejo de la Economía Nacional (CEN), creado en marzo de 19946, mediante Decreto 211 de la Junta Revolucionaria de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela y conformado por economistas venezolanos de amplia trayectoria profesional y cívica.
Este CEN, el 13 de enero de este año, y por iniciativa propia presentó ¨su visión acerca del ambiente económico actual y las opciones de política económica para reiniciar el proceso de crecimiento económico sostenible en un contexto de estabilidad inflacionaria y mejoría del bienestar de los venezolanos¨, en el cual planteó que entre las ¨opciones de Política Económica de corto plazo se deberían incluir decisiones políticas como:
1 Estímulo a la oferta doméstica, explicando que para ello ¨ se hace indispensable la mejoría en la asignación de divisas para el financiamiento de importaciones. Ello implica un nivel de reservas internacionales líquidas acorde con las necesidades del ambiente económico¨. Indicó además que ¨en un débil ambiente petrolero internacional, la necesidad de liquidez financiera internacional requiere una nueva estrategia de endeudamiento externo por parte del Poder Ejecutivo, así como un cambio en el proceso de administración de reservas por parte del Banco Central (especialmente con relación a la posición de oro de Venezuela)¨.
2 Reducción del financiamiento monetario del gasto público interno, para lo cual ¨se requiere disminuir el estímulo de demanda que genera el gasto público interno financiado a través del Banco Central¨.
Afirma el CEN que ¨estas decisiones de corto plazo reducirán el desbalance macroeconómico, la dinámica inflacionaria y la escasez de bienes y servicios¨
Adicionalmente el CEN sugiere otras medidas de más largo plazo, entre las que se cuentan tres elementos fundamentales:
1 Política Petrolera. Apertura de espacios para la inversión petrolera nacional e internacional.
2 Política Fiscal. Diseño de una estrategia fiscal financiable en un marco de estabilidad inflacionaria (sin la utilización del Banco Central).
3 Esquema de incentivos para la participación privada en el proceso de crecimiento económico.
Si Maduro y su tropa quisieran realmente agarrar el toro por los cachos, dejaría de lado la diatriba de confrontación política y los atajos dictatoriales, para aprovechar el nuevo balance parlamentario a fin de trabajar al unísono para rescatar al país de la debacle.
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