El viernes 15 de enero trajo para los venezolanos varias sorpresas (acompañadas tde más mentiras y repeticiones de los anacronismos que acostumbra el Gobierno).
La primera sorpresa fue que como obra de magia, después de 24 meses de un silencio inexplicable, el Banco Central de Venezuela publicó las cifras del desempeño de la economía para los 12 meses de finalizados el 30 de septiembre de 2015; las de la inflación (141,5% acumulada durante los primeros nueve meses de 2015). Cabe acotar que aunque esta cifra corrobora que Venezuela sigue posicionada como la economía con el mayor índice inflacionario del mundo, sigue teniendo todos los indicios de no estar ajustada a la realidad. Las cifras publicadas cuando economistas y analistas del país coinciden en que el nivel estaría en 250% y mientras una cifra atribuida a una fuente del Banco Central la inflación en Venezuela realmente alcanzó un 271,5% en 2015.
¿Tal desfase se debió a la prisa por darle algo de sustento a la Memoria y Cuenta que Nicolás Maduro se veía obligado a presentar ante la Asamblea Nacional ese mismo viernes? ¿O es la costumbre de mentir reiteradamente a fin de no reconocer el fracaso de la revolución?
Esto lleva a la segunda sorpresa del viernes 15: La presentación de un presidente de la revolución bolivariana ante una Asamblea Nacional con mayoría calificada de oposición, frente a medios de comunicación independientes, nacionales e internacionales. Mucho fue el pataleo que días previos hizo la minoría parlamentaria oficialista al unísono con el Tribunal Supremo para evitarle a Nicolás Maduro esta exposición. Todo fue inútil, debido a que como ya se sabe la mayoría parlamentaria no piso el peine, y aunque ¨se dobló para no quebrarse¨, como afirmó el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, el resultado bien valió la pena.
Como era de esperarse Maduro de nuevo diluyó la Memoria y Cuenta en puros cuentos, reiterando mentiras y recurriendo a endilgar a terceros y a entes foráneos la catástrofe económica y social en la que está sumida Venezuela. Dejó de lado temas de vital importancia para los ciudadanos, tales como: la ingente inseguridad, los problemas desbordados en el área de salud, la escasez generalizada de bienes de consumo básicos, el calamitoso estado de PDVSA, el Sistema Eléctrico Nacional o el contaminado y deteriorado Sistema de Suministro de agua potable, menos aún se paseó por la inocultable corrupción y vínculos con el narcoterrorismo que tiene el nombre de Venezuela en alto en un sin número de casos investigados a nivel internacional. Obviamente no tuvo ni por asomo una mención a la violación de los derechos humanos por su gobierno, ni sobre la situación de los presos políticos.
El tema que sí tocó, rápidamente, fue el de las ¨cifras catastróficas¨ que le entregó Merentes (el titular del BCV). Y aunque no se detuvo en esos ¨detallitos¨ que le hacen la vida de cuadritos a los venezolanos, ergo, inflación y escasez, lo usó como preámbulo para hacer entrega del Decreto de Emergencia Económica, publicado el día antes en Gaceta Oficial. Un instrumento político que en realidad impone un estado de excepción que le otorga poderes extraordinarios a Maduro para seguir hundiendo a Venezuela en la miseria, pudrición comunista, corrupción e impunidad a los violadores de los derechos civiles, económicos y políticos de los ciudadanos. Basta analizar lo que aconteció con los decretos de emergencia eléctrica (Chávez) y los estados de excepción en los estados fronterizos de Maduro. Todo ello para sortear el control parlamentario de los demócratas unidos, y eximir a la revolución de sus culpas.
Cabe puntualizar (y desmentir la monserga del gobierno) que el estado de caos económico y político de la Venezuela actual, no se debe a los precios bajos del petróleo, ni a las actuaciones del imperio, ni a la oligarquía criolla, ni al sector privado ni la ex escuálida oposición. Todo el desastre es hecho en Socialismo del siglo XXI.
La tercera sorpresa, fue la excelente disertación de Henry Ramos Allup, en vivo, directo y en cadena nacional, desmitificando a la deidad de Chávez, hablándole claro y raspao a Maduro, al resto de los poderes públicos y a la Fuerza Armada Nacional, sin apellidos. Pero, esto es tema para otro opina.
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