XABIER COSCOJUELA / TalCualDigital
El PSUV repitió a lo que ya está acostumbrado: violar la Constitución cada vez que le hace falta hacerlo. Para ello tiene siempre también la complicidad del Tribunal Supremo de Justicia, por lo que no hay que extrañarse de lo ocurrido estos últimos días en el seno de la Asamblea Nacional. El Parlamento ratificó a varios funcionarios que deberían estar en otro lugar en vez de ocupar posiciones importantes en las instituciones del país.
La Constitución establece claramente que para elegir al fiscal, contralor y defensor del pueblo se requiere la mayoría calificada. Prueba de ello es que desde el año 2011 no se había elegido al Contralor, luego de que quien detentaba dicho cargo falleciera. Ante la falta de votos siempre hay alguna sentencia del máximo tribunal que permite pasarse la Carta Magna por donde ya saben. Dicha decisión permitió elegir a estos funcionarios con mayoría simple. En esta oportunidad el descaro fue mayor pues el Capitán sabía de la sentencia antes de que fuera anunciada. ¿Será que él la ordenó?
De los designados decimos que de Luisa Ortega Díaz podemos esperar más de lo mismo: actuar siempre para respaldar los atropellos ordenados desde el Ejecutivo y hacerse la vista gorda ante las violaciones de los derechos humanos. Del Contralor no podemos opinar mayor cosa, pero si lo colocaron en ese cargo es porque es un soldado disciplinado del cogollo gobernante.
En cuanto al defensor del pueblo, creemos que los que esperaban algo positivo de él, en virtud a su anterior y ya lejana trayectoria como defensor de los derechos humanos, deben haber perdido las esperanzas cuando se juramentó. Sus palabras de lealtad al proceso ponen en duda que pueda realizar una labor apegada a la Constitución. Tarek William Saab es otro que utilizó la defensa de los derechos humanos para hacer carrera política.
Ahora hará lo que al poder le convenga, no importa si eso implica violar los derechos humanos.
En la escogencia de los magistrados no hubo sorpresas, salvo la elección de algunos al parecer con posiciones adversas al proceso, pero que no alteran la correlación de fuerzas en el máximo tribunal del país. Una demostración de que la negociación entre factores de la oposición y el gobierno dio sus frutos.
Por cierto que en todo este episodio la actuación de los partidos que conforman la Mesa de la Unidad Democrática fue, por decir lo menos, poco coherente. Es evidente que se dio una negociación para prácticamente todas las instancias. Nosotros no cuestionamos que se converse y se lleguen a acuerdos con el oficialismo, pero tienen que ser logrados luego de que se construya un consenso en torno a ellos dentro de la MUD.
Grave nos parece que algunos partidos hayan jugado la partida por su cuenta. La votación final pareciera contradecir lo anterior, pero hay ciertos datos que nos indican que algunos partidos actuaron individualmente. Eso generó importantes fricciones internas y envió un mal mensaje a buena parte del mundo opositor. Otra cosa importante es que los líderes opositores deberían dirimir sus diferencias en espacios definidos para ello y no a través de las redes sociales, donde algunos –parece– que no piensan lo suficiente antes de emitir un tuit.
Dejamos para el final al CNE. La ratificación de Tibisay Lucena y de Sandra Oblitas algunos al atribuyen a disputas internas dentro del PSUV. No podemos corroborar lo anterior, pero es evidente que su presencia estimula y le da alas a quienes desde la oposición mantienen el discurso de que con votos no se logra nada.
Nosotros estamos convencidos de lo contrario y recordamos que la decisión final la tienen todos los venezolanos con derecho al voto, el cual hay que ejercer el próximo año para que el país pueda contar con un Parlamento que cumpla con sus funciones y que no esté dirigido por un caporal, como ocurre en la actualidad.
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