El oficialismo ha venido sacrificando a Venezuela durante unos largos años, al país solo le quedan montañas de deuda externa, una mega crisis económica y una sociedad asolada por la violencia
FERNANDO LUIS EGAÑA/TalCualDigital
En el "altar" del continuismo y de la hegemonía, el oficialismo ha venido sacrificando a Venezuela durante sus largos años en el poder. Todos sus recursos han sido puestos al servicio de ese continuismo político, con absoluto desprecio a la responsabilidad gubernativa, y en particular hacia los derechos de las nuevas generaciones.
Eso explica que no justifica que el equivalente a más de 1.500 millardos de dólares en ingresos fiscales haya sido despachado en el sostenimiento de un populismo delirante y despótico, sin contar con la depredación patrimonial perpetrada por la nomenclatura, cuyo alcance sería tema para los anales de la corrupción a nivel mundial.
De esos inmensos caudales de la bonanza petrolera del siglo XXI, a Venezuela sólo le quedan montañas de deuda externa, una infraestructura desvencijada, algunas pocas obras mal acabadas, un Estado corroído en lo financiero y administrativo, una mega-crisis económico-social, una sociedad asolada por la violencia, y una jaula institucional disfrazada de democracia progresista.
También le queda, en no poca medida, la añoranza por la sensación de bienestar que el aumento del consumo ¬insuflado por el gasto sin sustento- produjo en diversos sectores sociales. Por eso en la hora de las facturas vencidas, de la quiebra de la satrapía, algunos cuantos plantean que lo que hace falta es más "socialismo de siglo XXI", léase más de esa ilusión publicitaria que la verborrea y los petrodólares lograron fabricar.
El propio Giordani reconoció que el Estado hegemónico echó el resto en el último año electoral del predecesor. Con ello batió todos sus récords de populismo irresponsable y agravó la crisis transmitida al sucesor, quien ha demostrado una incapacidad crasa y supina para afrontarla. La realidad del presente, ahora en diciembre de 2014, lo confirma; y qué decir de lo que vendrá en el 2015...
La hegemonía imperó a sus anchas, haciendo y deshaciendo como le venía en gana. Gastando, endeudando, burocratizando, corrompiendo, falseando, destruyendo. En aras de mantenerse en el poder, la hegemonía no ha tenido ningún escrúpulo en sacrificar los recursos de Venezuela. A Venezuela misma. ¿Hasta cuándo?, se pregunta ya una mayoría sólida del país. ¿Hasta cuándo?
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