Presidente Maduro propone retomar la agenda económica del Sur”. Leemos ese titular en una no- ta de prensa del Ministerio de Información que dirige Jacqueline Faría y nos sorprende. Nos entra un fresquito. Pensamos que al presidente venezolano la altura de Quito le voló las gríngolas ideológicas y que tuvo un breve contacto con la sensatez.
El optimismo nos invade. Empezamos a creer que es posible que 2015 sea un año económico mejor que este que está a punto de concluir. Que los profetas del desastre como los bautizó Luis Herrera Campins pelarían todos sus vaticinios.
Por un momento pensamos que Maduro se proponía retomar la agenda económica que han llevado a la práctica casi todos sus colegas de Suramérica.
Tan optimistas no fuimos como para creer que iba a seguir el camino de Juan Manuel Santos, pues es muy de derecha para el gusto del “hijo” del Líder Eterno. Pero sí nos pareció que no debía tener ningún problema en emular, palabrita muy conocida para quienes hicieron cursos en La Habana, a Evo Morales, Rafael Correa, Ollanta Humala o Pepe Mujica. Todos presidentes considerados de izquierda por la propaganda maduro-cabellista.
En ese lote no incluimos a las presidentas de Brasil y Chile no porque pensemos que Maduro tenga algo contra las mujeres, sino simplemente porque a ambas mandatarias no les hacen gracia las ocurrencias del chavismo. No lo hicieron cuando el difunto Hugo Chávez mandaba y menos lo harán ahora. No olvidemos que Dilma Roussef mostró el desagrado que le produjo la visita que hizo a Brasil, en avión de Pdvsa y cometiendo peculado de uso, el ministro de las Comunas Elías Jaua. Bachelet es demasiado de centro para el gusto del madurismo.
Pero que siguiera la agenda económica del Sur que llevan adelante Evo, Rafael, Ollanta y Pepe era como para ser optimistas. Imaginábamos que Venezuela lograría evitar la hiperinflación que economistas tan serios como Pedro Palma, José Guerra y Miguel Ángel Santos vaticinan para 2015. Las razones para ese optimismo están en los resultados concretos que han obtenido esos gobernantes. Por ejemplo, en 2013 la inflación en Bolivia, Ecuador, Perú y Uruguay fue de 6,48%, 2,70%, 2,86% y 8,50% respectivamente. Esa fue la inflación anual, no vayan a pensar que es la de algún mes.
Mientras que por estas tierras tuvimos que soportar una inflación de 56,20%. Tremenda diferencia. Esa sí es una agenda económica que vale la pena.
Buscamos en las noticias para ver cómo estaba el abastecimiento en esos países y que tanto trabajan los colegas de Andrés Eloy Méndez en Bolivia, Ecuador, Perú y Uruguay. No hay ninguna información que hable de desabastecimiento y menos noticias de burócratas como el Superintendente de Precios Justos. Allá en esos países los precios los pone el mercado, el mismo que ayuda a controlar la inflación.
Hurgamos también sobre el contrabando de extracción que puede haber en esas naciones. Tres de ellas comparten fronteras, pero no encontramos nada. No hay nada que se le parezca a lo que ocurre entre Venezuela y sus vecinos. Allá ninguno de los presidentes ha tenido que enviar tropas para que no se lleven los alimentos y la gasolina, como se ha hecho aquí, lo que no ha tenido ningún efecto, pues extrañamente los militares venezolanos no ven lo que todos ven.
La alegría duró poco. Menos que un kilo de café en un mercado. Al leernos el resto de la información comprobamos que Maduro no quiere emular las políticas de sus colegas. Lo que pretende es reactivar el Banco del Sur, otro de los proyectos faraónicos e inviables que se le ocurrieron al finado Chávez. Algo parecido al oleoducto aquel, del que nadie ya se acuerda. En fin, que nuestro presidente no piensa cambiar su agenda económica y que lo más probable es que los profetas del desastre vuelvan a tener razón. La esperanza en un 2015 menos malo se nos disipó.
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