Se trata de una operación de manipulación descarada para presentar a los niños y jóvenes del sistema educativo como alineados con la posición y la lectura sesgada que hace el gobierno de las decisiones norteamericanas sobre un conjunto de funcionarios venezolanos
ALBERTO LOVERA/TalCualDigital
A Olga Ramos
La instrucción ministerial para conminar a estudiantes a expresarse contra el decreto del congreso y del gobierno norteamericano sobre Venezuela mediante escritos y dibujos es un uso abusivo de la autoridad y una violación fragrante de los derechos de los niños y adolescentes y de la legislación respectiva (LOPNNA).
Se ha documentado cómo se hacen listas de estudiantes con todos sus datos a quienes se obliga a plasmar sus datos y firmas (en el caso de los estudiantes de pre-escolar, niños de 3 a 5 años, sus datos dactilares) para sumarse a esta operación abusiva. Siendo una actividad que está fuera de los planes de estudio, no se les consultó al respecto a los padres o representantes, como se debería haber hecho.
Se trata de una operación de manipulación descarada para presentar al conglomerado de los niños y jóvenes del sistema educativo como alineados con la posición y la lectura sesgada que hace el gobierno de las decisiones norteamericanas sobre un conjunto de funcionarios venezolanos de comportamiento presumiblemente no muy santos.
Se pueden tener diferentes opiniones y posiciones sobre la política norteamericana, pero es inaceptable que se pretenda manipular y presionar a los diferentes componentes de la sociedad venezolana a que la única legítima es la que define una cúpula del poder cuyos propósitos y ejecutorias no son para nada transparentes.
Mucho menos cuando se trata de sectores de la población que por su edad no están en condiciones de una decisión que cuente con todos los elementos de juicio. Cuando se hace así es una enorme irresponsabilidad, plagada de manipulación, tratando se imponer un pensamiento único a fuerza de chantaje.
Cuando criticamos este comportamiento abusivo del gobierno que pretende convertir a los niños y jóvenes estudiantes en piezas de una operación de manipulación y propaganda, nos asiste la autoridad moral de quienes participamos a través de organizaciones de la sociedad civil en el año 2001 y siguientes en la promoción de una educación para la libertad y la equidad, cuando los padres y representantes se interrogaban si sus hijos deberían participar en las manifestaciones, nuestra respuesta siempre fue clara: estas son iniciativas de adultos, aunque estemos luchando por lo mejor para los niños y jóvenes.
Ese debería ser el comportamiento del gobierno y de todos. Busquemos lo mejor para las generaciones que se están formando, pero no las convirtamos en pieza de maniobra en la confrontación. Con los niños no se metan.
Mucho menos en una operación propagandística donde se pretende vender una versión de patriotismo y de defensa de la soberanía nacional absolutamente sesgada que confunde los intereses de una cúpula que a cualquier precio quiere perpetuarse en el poder frente a un país que quiere una autodeterminación libre de toda sujeción extranjera, llámese norteamericana, cubana, china o de cualquier signo para construir una sociedad próspera y equitativa.
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