Provea ha recibido ya varias denuncias de empleados públicos a los que se les exige la firma so pena de recibir sanciones. Son muestras de que la campaña que viene realizando el gobierno por todo el sistema de medios públicos no está teniendo el eco que ellos esperaban. Un porcentaje importante de los venezolanos no se cree el cuento de que los gringos vienen a invadirnos
XABIER COSCOJUELA/TalCualDigital
El padre de un compañero de trabajo presenció cómo en la plaza Pérez Bonalde, en Catia, en un operativo denominado a Cielo Abierto, el pasado lunes, los compradores tenían que firmar la carta, que Nicolás Maduro le quiere enviar a Barack Obama, para poder llevarse los alimentos que requerían. Si no la suscribían, no podían comprar. Así, chantajeando a la gente es fácil recoger firmas de “apoyo”.
Ese no es el único caso que conocemos. Entre las esquinas de Socorro y Maturín, en la avenida Fuerzas Armadas, en Caracas, también exigían el pasado lunes la firma a quienes pretendían comprar en un Pdval de la zona.
Del caso conocemos gracias a otra compañera de trabajo. En esta oportunidad, una de las personas a la que le exigieron su rúbrica, les dijo a los chantajistas que ella ya había firmado en la Plaza Bolívar y poco después que lo hiciera Maduro. Le creyeron y se quedaron sin que suscribiera la carta de marras. En realidad la señora nunca la firmó.
Provea ha recibido ya varias denuncias de empleados públicos a los que se les exige la firma so pena de recibir sanciones. Son muestras de que la campaña que viene realizando el gobierno por todo el sistema de medios públicos no está teniendo el eco que ellos esperaban. Un porcentaje importante de los venezolanos no se cree el cuento de que los gringos vienen a invadirnos.
El grueso de la población tiene que enfrentar otros problemas muchos más importantes y concretos. La épica que quiere construir el dúo Maduro-Cabello le dice muy poco a la mayoría de los venezolanos. La escasez, la inflación, la inseguridad pesan mucho.
Creemos que el gobierno va a seguir con su campaña por un tiempo. No negamos que haya logrado recuperar a algunos de sus decepcionados. Que le pueda servir para amalgamar al chavismo duro, pero nos da la impresión que no puede ir mucho más allá.
No puede esperarse que los venezolanos que nunca comulgaron con el proyecto “revolucionario” apoyen al actual gobierno, después que durante 16 años no han recibido más que insultos, humillaciones y agresiones.
Mientras, es triste ver que quienes pregonan amor por el pueblo y de ser sus reivindicadores tengan que apelar al chantaje para lograr unas firmas de apoyo a una carta que seguramente su destinatario ni leerá.
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