martes, 12 de mayo de 2015

Neuropolíticas, por Claudia Márquez

CLAUDIA MÁRQUEZ / TalCualDigital

Un dato curioso es que se ha estudiado la “escasez mental de los pobres” por falta de dinero, pero en cambio no se ha estudiado “la escasez mental de los gerentes” por falta de tiempo, dos variables que según los fundadores de esta teoría Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir, son igualmente influyentes

El pasado 24 de marzo, dedicábamos este espacio al análisis del «Informe sobre el desarrollo mundial 2015: Mente, sociedad y conducta», del Banco Mundial, BM. Aunque las opiniones no son abundantes todavía, dentro del ámbito neoliberal el IDS 2015 (o WDR 2015 en inglés) es recibido como un resurgimiento del keynesianismo. El IDS está cumpliendo una agenda de presentaciones que ya ha visitado Lima, Buenos Aires y el pasado 7 de mayo Bogotá. Centraremos nuestro análisis en este último encuentro.

La jornada fue ofrecida en la Universidad de Los Andes. La introducción estuvo a cargo de Issam Abouesleiman –representante del BM en Colombia-, y le siguió la italiana Anna Fruttero –Economista senior- quien precisó sobre el informe. A continuación el exalcalde de Bogotá y excandidato a la presidencia Mockus fue invitado a comentar el IDS-. Mockus explicó el comportamiento ciudadano de acuerdo al modelo en el que basó su gestión.

La gente respeta la ley por “admiración” o “temor” a una sanción; y respeta las normas morales y sociales por autogratificación personal, reconocimiento social, o en su variante negativa por temor a la culpa o al rechazo social. Desde su visión es posible «entendernos por las buenas» y diseñar mecanismos políticos menos nocivos o sancionatorios y más eficientes, como la política de los mimos implementada para reducir los accidentes de tránsito «podemos respetarnos como sujetos morales (…) somos más sujetos legales de lo que parecemos, y también sociales”.

Finalmente afirmó sobre el IDS «nunca me imaginé que un ejército de investigadores, trabajaría sobre este tema tan cercano, me parece un regalo de la vida absolutamente incomprensible, como cuando caen cosas del cielo».

A continuación el ministro de Salud y protección social de Colombia, Alejandro Gaviria, expuso una tensión entre dos formas de concebir las políticas públicas -presente en los éxitos y fracasos de su gestión-: el enfoque tradicionalista (que opera por incentivos y sanciones –prohibiciones y multas-) y el nuevo del BM, al que Gaviria designó del “sujeto complejizado”.

Como ejemplo del segundo enfoque en su gestión expuso el caso de un estudio etnográfico sobre el alto porcentaje de lesiones por pólvora durante navidades en Antioquia, donde los investigadores encontraron que el explosivo estaba asociado a la masculinidad. Como resultado se diseñó un plan que consistió en una campaña mediática denominada «prender la mecha no te hace más macho (…) más consciencia, cero pólvora», acompañada de una prohibición que multa las compras de pólvora.

Esto es equivalente a que en Cataluña prohibieran los «Carrefoc» o Diablos, extensos juegos de pirotecnia, documentados desde el siglo XII. ¿Por qué no en cambio invertir en tecnología y producir pólvora menos riesgosa? ¿Por qué no hay igual cantidad de lesionados en otras poblaciones donde se practica la pirotecnia?

No nos equivocamos la vez pasada al afirmar que los fundamentos de las neuropolíticas ponen los cimientos de la democracia en peligro, dejando en manos de los tecnócratas decisiones que se deben tomar de manera participativa. Perspectivas desarrollistas anteriores aprobaban «intervenciones sociales»; ahora el argumento es que los estudios neurológicos, según el IDS 2015, han demostrado que la gente “se equivoca”, evidenciando una “falta de lógica” y unos “prejuicios”, a la hora de tomar decisiones, y que la escasez de dinero y del tiempo puede aumentar el descuido.

Un dato curioso es que se ha estudiado la “escasez mental de los pobres” por falta de dinero, pero en cambio no se ha estudiado “la escasez mental de los gerentes” por falta de tiempo, dos variables que según los fundadores de esta teoría Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir, son igualmente influyentes.  Una pregunta nos parece que es la más pertinente para el caso antioqueño que expuso el ministro ¿se le preguntó a las poblaciones de Antioquia si deseaban cambiar la tradición de la pólvora?

Celebramos que el enfoque tradicionalista económico ponga en tela de juicio la racionalidad del individuo y salude lo que Nietzsche desde el siglo XIX, Freud en el XX, y escuelas posteriores han ampliamente debatido; al igual que la visión optimista de Mockus sobre una apertura del BM hacia el sujeto social.

Sin embargo, se impone de nuevo el modelo occidental de progreso, desde las esferas del poder y en las manos de los expertos, ciego ante la interculturalidad; no olvidemos que otorgarle al Estado el poder de intervenir neuronalmente a las personas sin duda es el sueño de cualquier totalitarismo.

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