jueves, 12 de marzo de 2015

Se lo pasa encadenado

Fernando Egaña hoy nos comenta sobre el sucesor, que tiene el mismo regusto por las cadenas mediáticas que el predecesor. Y cuidado... Prácticamente todos los días se encadena

FERNANDO LUIS EGAÑA / TalCualDigital
El sucesor tiene el mismo regusto por las cadenas mediáticas que el predecesor. Y cuidado... Prácticamente todos los días se encadena. Por lo general al mediodía y en la tardecita, y a veces en buena parte del llamado “prime time” de los medios radio-televisivos.

En las cadenas hay tantas novedades como en su desgobierno... Pero igual se hacen y se repiten y repiten. ¿Qué efecto político puede tener el encadenamiento del sucesor? Al decir de las encuestas no parece que sea fructífero para él y su desgobierno.

El predecesor tenía la habilidad para suscitar interés, tanto por simpatía como por aversión, pero el sucesor no cuenta con esas destrezas. Sus cadenas son, entonces, literalmente cadenas: cargas pesadas y aflictivas para la gran mayoría de los venezolanos.

La audiencia no debe ser significativa, y quizá ni siquiera entre los que carecen de acceso a medios por suscripción. Sin embargo, en Venezuela casi no se cuestiona la patología de la cadena mediática.

De hecho, ya no se la aprecia como una patología sino como parte natural del paisaje del poder. A los más jóvenes, incluso, les llama la atención que las cadenas sean consideradas como un atentado obsesivo y continuado en contra de la libertad de expresión. “No es para tanto, profe”, me parece escuchar...

Para el sucesor, las cadenas son la plataforma para proyectar las manipulaciones sobre la realidad política, económica y social, que urden los Castro Ruz. Por ejemplo, cuando toca denunciar el golpe de la temporada, proliferan las cadenas. Cuando toca una arremetida en contra de la oposición democrática, abundan las cadenas.

Y ni hablar de ahora, con las sanciones gringas a siete funcionarios de cuestionadas y denunciadas ejecutorias dentro de Venezuela que, la retórica oficialista, busca transformar en “la planta insolente del extranjero ha profanado el suelo sagrado de la patria”... Las cadenas se multiplicarán a fin de difundir el guión prefabricado en La Habana.

Venezuela, sin duda, es una nación aturdida y saturada por el abuso despiadado de estos largos años. Peor todavía, muchos de esos abusos son apreciados como normales, como esperables, como connaturales a la realidad venezolana. ¿Acaso no siempre ha sido así, se preguntan algunos, tanto por ignorancia como por mala fe?

Mientras tanto, el sucesor se lo pasa encadenado y tratando de  seguir encadenando al país a la hegemonía despótica y depredadora que él representa. De esas cadenas tenemos que liberarnos para que Venezuela tenga la oportunidad de un futuro democrático.
flegana@gmail.com

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