Revisando la información nacional e internacional, el tema del salmón noruego destaca con mucho como uno de los más interesantes para esta página editorial. Según los expertos, pocas veces se logra encontrar en un solo producto tantas propiedades (en el sentido de atributos, no de aptitudes para la expropiación, es decir, propiedades no expropiables).
El salmón noruego es rico en omega 3, beneficioso para el corazón y portador de ese tipo de grasas buenas que en estos tiempos tanto reclama el organismo para su salud. Según los entendidos, ayuda a disminuir eso que llaman el “colesterol malo”. Nosotros cumplimos con informárselo, pero en este periódico no nos hacemos ecos de campañas satanizadoras en contra de ningún tipo de colesterol.
La época más apropiada para la pesca del salmón es cuando la nieve se derrite y desaparece completamente. Eso es como entre el 15 y el 29 de junio, cuando hace un clima bastante agradable con un calor agobiante (para los noruegos, naturalmente) de 16 grados. Si usted pesca un salmón, según la normativa vigente debe devolverlo al agua. Tampoco puede consumir licor mientras navega en lancha por los fiordos en la corta duración del verano, porque la policía náutica le aplicará pruebas de alcoholemia. Sin duda es una experiencia increíblemente divertida navegar y pescar en los fiordos noruegos.
Los salmones son de la familia de los salmónidos; son peces marinos y de agua dulce, o sea que tienen una capacidad de adaptación incluso mayor que la del nuevo primer ministro griego para la formación de gobierno. Los salmones migran, como nosotros, y sienten las mismas ganas de volver a su tierra de origen a procrear. Dicen los especialistas que los salmones tienen un excelente olfato y que por eso escogen Noruega para vivir, por las bondades de su sistema político.
También se produce mucho salmón en Chile, pero sobre la acuicultura de esta nación preferimos no hacer ningún comentario que pueda ser malinterpretado en un sentido o en otro, o viceversa.
Las huevas del salmón son muy apreciadas, gracias a una campaña de un comediante noruego que decía: “¡Coooman hueeevas!”, pero en noruego, claro.
Hasta aquí nuestro polémico editorial de hoy. La semana que viene continuaremos tocando a fondo los temas más controversiales, sin cortapisas, sin censuras, sin admoniciones, sin salmón y seguramente sin periódico.
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