"Yo no voy a autorizar el permiso para las "corralejas" , dijo el alcalde local, Quintiliano Tapia, a la cadena de radio Blu. El alcalde aseguró que cada año, cuando se hacen estas fiestas, los organizadores deben pedir el permiso tres meses antes, pero que no lo otorgará para el evento de 2016, "por este hecho, que es vergonzoso".
El sangriento hecho ocurrió el 2 de enero durante una de las corridas populares en Buenavista, donde una multitud de hombres se acercó a un caballo que había sido corneado por un toro y, aún vivo, lo despedó frente al resto de los asistentes. Tapia sostuvo que "nunca habían sucedido estas cosas en Buenavista" y que no comparte el comportamiento de personas que participaron en la muerte del animal.
Las imágenes del brutal ataque contra el caballo fueron conocidas el domingo en un vídeo que tuvo mucha circulación en redes sociales, causó indignación en todo el país y la protesta de las organizaciones defensoras de animales. Un escándalo similar ocurrió a comienzo de enero tras la muerte de un toro a cuchilladas en otra "corraleja", en el municipio de Turbaco, en el departamento de Bolívar (norte).
"Las fiestas populares son nuevos escenarios de guerra y horror en Colombia, con la complicidad de gobernantes inútiles y cómplices de la violencia que mantienen al pueblo sumido en la pobreza cultural", dijo en un comunicado de prensa Andrea Padilla, portavoz en Colombia de la organización AnimaNaturalis Internacional. En Colombia, la ley no prohíbe las "corralejas", pero la Corte Constitucional ya ha fallado contra el maltrato animal.
Las "corralejas" son una fiesta tradicional del Caribe colombiano y consisten en la lidia de un toro en una plaza, donde decenas de espontáneos se lanzan al ruedo con trapos o palos para provocarlo. Vinculada más al manejo del ganado que a la tauromaquia, esta típica manifestación cultural
colombiana no tiene como fin la muerte de los animales, sino el entretenimiento popular.
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