SEBASTIÁN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Nicolás Maduro está demostrando en esta gira que tiene una gran agilidad para cambiar de estrategia. Algo que no ha hecho hasta ahora en Venezuela. Ante los nulos resultados en cuanto a lograr una política común con los demás socios de la OPEP para que el barril petrolero recobre el valor que tenía hasta hace dos meses, el jefe del Estado venezolano decidió, según declaró en Catar, que va a inundar a los países árabes "que tengan desierto" con productos venezolanos, en particular los cosechados en los campos de esta tierra de gracia. Desde Marruecos hasta Siria sus habitantes recibieron la noticia alborozados.
Ahora sí podrán hacer mercado completo gracias al trabajo de los venezolanos. Los topochos, ajíes, tomates, papas, cebollín, aguacate, ocumo, batata, yucas y demás alimentos van a generar los ingresos que el barril de crudo está dejando de producir. Además de lo anterior, se va a generar una importante cantidad de puestos de trabajo en Venezuela, lo cual le permitirá a Elías Eljuri hacer unos informes serios sin necesidad de maquillaje.
El desempleo se reducirá de verdad, el salario real de los venezolanos recobrará un vigor que no tiene desde hace años y los hermanos árabes podrán comer completo. Negocio redondo por donde se le mire. Después aquí hay quienes dicen que el jefe del Estado perdió el viaje, que solo le sacaron provecho sus familiares que están paseando sabroso.
No es verdad. Maduro piensa en grande y en todo. Ahora sí que vamos camino a convertirnos en una potencia. Allá en aquellas tierras sus habitantes no tendrán que hacer la compra según el último número de su cédula de identidad, la original ocurrencia del nuevo defensor del Pueblo. Me alegro por nuestros hermanos árabes... lo dejo hasta aquí, voy a ver qué consigo en el mercado.
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