lunes, 12 de enero de 2015

Enemigos en la red

The Financial Times usa fotos y videos de redes sociales venezolanas para mostrar la escasez y el caos en colas de bodegas y supermercados En estos momentos, la única preocupación de Maduro debe ser cómo adquirir blogueros y transmutarlos en voceros del chavismo

MARIO SZICHMAN Nueva York/ Especial para TalCual
Por primera vez el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha perdido el tren en materia de comunicación social. Tan obsesionado estaba con adquirir publicaciones de la prensa opositora para transformarlas en voceras del mar de la felicidad, que olvidó su principal fuente de problemas: las redes sociales.

No hay periódico impreso que pueda superar la velocidad supersónica de Twitter a la hora de informar de episodios que el gobierno intenta ocultar. Uno de los ejemplos más dramáticos registrados en los últimos meses en Venezuela ocurrió en octubre pasado cuando José Miguel Odreman, líder del colectivo chavista 5 de marzo, apareció ante las cámaras de Televen y responsabilizó al entonces ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, por cualquier cosa que le pudiera ocurrir.

Poco después, Odreman fue muerto a balazos en un enfrentamiento con funcionarios policiales. El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas informó que Odreman “Era el jefe de una banda delictiva de expolicías implicada en múltiples homicidios”.

Escasos minutos (o tal vez segundos) después, algunos blogueros divulgaron fotografías donde Odreman aparecía junto a importantes figuras del chavismo, desde su líder, Hugo Chávez Frías, hasta Cilia Flores, la primera dama del país.

Recién un día más tarde, pues todavía vive en la época del papel impreso, el presidente de Venezuela ordenó investigar “los extraños sucesos” en los que murieron cinco personas, entre ellos Odreman, en el tiroteo entre activistas de los colectivos y funcionarios del Cicpc.

Mark Twain decía que cuando la mentira ha dado ya la vuelta al mundo, la verdad recién empieza a calzarse las botas y se pone a caminar. Con el mundo digital, eso no ocurre. Odreman tuvo tiempo de registrar sus palabras, de poner un nombre y apellido concreto al que hacía responsable por su vida, antes de caer abatido a balazos.

Venezuela se enteró primero de los hechos, y después, mucho después, el gobierno difundió una versión disparatada. El único resultado es que se agradeció al ministro Rodríguez

Torres los importantes servicios prestados, y el jefe de estado le recomendó dos semanas o tres de descanso, para que recuperara fuerzas, antes de asignarle otra importante tarea, aunque no un nuevo plan de patria segura.

Y después, nunca más se supo. Quizás lo nombraron de manera clandestina embajador en las Naciones Unidas, pero antes habrá que convencer a Rafael Ramírez que afloje el cargo, a fin de asignarle tareas mucho más importantes.

EL TRIUNFO DE LAS REDES SOCIALES
The Financial Times, en la sección Beyondbrics, publicó un artículo de Jonathan Wheatley donde se limita a comentar las imágenes capturadas por fotógrafos y camarógrafos improvisados, y luego subidas a las redes sociales de Venezuela. El título del artículo es “Forget the bank run; Venezuelans are on a supermarket run:” Olviden la corrida bancaria, los venezolanos están corriendo a los supermercados.

Wheatley dice que con el hashtag #AnaquelesVaciosEnVenezuela,  ya traducido al inglés, para millones de lectores (EmptyShelvesInVenezuela), los ciudadanos de la patria de Simón Bolívar se han encargado de subir en Twitter, durante las dos últimas semanas, “fotografías de estanterías vacías en supermercados” .

Pero, los posts más “sobrecogedores”  colocados en las últimas horas exhiben a los venezolanos padeciendo “no solo estanterías vacías sino enormes colas mientras batallan para atravesar las puertas de los supermercados”.

El cronista se encarga de explicar a los lectores ciertos detalles. Por ejemplo, en un video, “podemos observar al conductor de un vehículo recorriendo durante más de un minuto una cola en las Terrazas del Ávila, un distrito de Caracas”.

El post fue colgado en YouTube. Además del hashtag  #AnaquelesVaciosEnVenezuela, hay otro, en el mismo video, que no ha sido traducido. Es el siguiente: #ChavistaEresCompliceOPendejo. Vaya a explicarle uno a un británico la alternativa de cómplice en el inglés vernáculo.

Y con cierto sadismo, el periodista sigue explicando a sus lectores otras imágenes de inmensas colas en el centro y en los suburbios de Caracas. Por ejemplo, un post, colgado el viernes en la tarde, parece “mostrar a personas que han estado haciendo cola desde las tres de la madrugada en el momento de exhibir tickets numerados”. El propósito de esas personas era “ingresar a un negocio de Unicasa en la urbanización de La Candelaria.”

El problema, dijo Wheatley, se ha diseminado más allá de Caracas. Varios posts “muestran multitudes y colas a las puertas de negocios en la localidad petrolera de Maracaibo”, en “la ciudad costera de Maracay, en la ciudad de Valencia, en Guatire, en San Fernando de Apure y en otras poblaciones alrededor del país”.

Otra foto, dice el periodista, destaca “una noticia impresa: ´No tenemos papel higiénico´”, a la cual fueron añadidos a mano otros productos como “café, azúcar, leche, aceite comestible, arroz, y pañales”.

¿Cuánto durará esta campaña mediática de los enemigos de la Revolución Bolivariana? Bueno, al parecer, el gobierno sí está tomando medidas. No para frenar la escasez, sino para lograr que escaseen los contestatarios. “En un preocupante recordatorio de las violentas demostraciones del año pasado”, dijo Wheatley, “otros posts divulgan severas advertencias contra quienes tomen fotografías”, en tanto un video exhibiría “manifestantes estudiantiles en momentos en que son golpeados por la policía". Por otra parte, "Fotos flamantes de colas y de estantes vacíos están siendo añadidas cada minuto”.

El periodista se formula luego interrogantes que en otro país serían fáciles de responder. “Puede adivinarse que los venezolanos están empezando a hartarse de hacer colas”, dice. “También deben estar comenzando a experimentar hambre, y una creciente frustración. Y quizás "les preocupa cómo harán para alimentarse ellos y sus familias”.

Pero, indica el redactor, basta observar los mensajes enviados por el presidente Maduro a través de Twitter para verificar “que la escasez no es un problema. Por lo tanto, tal vez, no hay nada de qué preocuparse”.

Quizás Maduro debería modificar su estrategia comunicacional. En vez de adquirir órganos de la prensa opositora, el presidente tendría que concentrarse en comprar blogueros y transmutarlos en voceros de un país inexistente.

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