martes, 20 de enero de 2015

Suicidio a cuenta propia

Seguramente el fiscal Nisman cometió suicidio. Hay que ser suicida para acusar a Cristina Fernández. La tragedia de la presidenta argentina es que quizás Alberto Nisman realmente se quitó la vida, pero, vaya uno a convencer al público. En la Argentina no pueden aceptar que las figuras públicas se suiciden, pues varias han sido suicidadas

MARIO SZICHMAN Nueva York/ Especial para TalCual
El presunto suicidio del fiscal argentino Alberto Nisman tiene un problema: se halla enmarcado por comillas tipográficas. “Presunto”, “supuesto”, “aparente”, son sinónimos que expresan incertidumbre, y cuadran con la palabra “suicidio”, también entrecomillada. Nisman apareció muerto el domingo 18 de enero en el baño de su apartamento situado en el centro de Buenos Aires, horas antes de aprestarse a testificar contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y horas después de expresar que temía por su vida.

El 14 de enero pasado, Nisman acusó al gobierno argentino de obstaculizar la acción de la justicia en la investigación del peor atentado terrorista registrado en el país. En 1994, una camioneta cargada con explosivos se estacionó frente a la sede de la Amia, un centro comunitario judío, en el centro de Buenos Aires.

Su conductor detonó la carga, muriendo con otras 85 personas, en tanto 300 fueron heridas, algunas de gravedad. Hasta el momento, nadie ha sido acusado por la matanza, pero fiscales argentinos, grupos de defensa de los judíos, el estado de Israel y la Interpol acusaron a Irán de orquestar el ataque, y al grupo islámico libanés Jezbolá, de llevarlo a cabo.

Diecinueve años más tarde, en el 2013, la presidenta Fernández anunció en su cuenta en Twitter que participaría en una comisión conjunta con el gobierno de Teherán para “avanzar en el conocimiento de la verdad acerca del ataque a la AMIA”.

Poco después, el fiscal Nisman dijo que el acuerdo se había alcanzado en negociaciones de trastienda iniciadas por la presidenta con el gobierno iraní.

Según el fiscal, la jefa de estado argentina propuso ocultar la intervención de funcionarios iraníes en el ataque, a cambio de un aumento en las relaciones comerciales entre ambos países. Argentina podría exportar cereales a Irán, en tanto el gobierno de Teherán vendería petróleo a la Argentina, un país que padece un grave déficit de energía.

Finalmente, dijo la revista londinense The Economist, por razones que se ignoran, el acuerdo no se concretó. Pero Nisman habría obtenido evidencias de las transacciones, y entregó a un tribunal de Buenos Aires un documento de 300 páginas detallando conversaciones entre ambos gobiernos.

Luego, el fiscal informó a la prensa: “Ellos decidieron, negociaron y aseguraron la impunidad de iraníes prófugos de la justicia por el caso de la Amia”. Nisman agregó que el objetivo era  ocultar la acción del gobierno de Irán en el ataque “a fin de servir intereses comerciales y geopolíticos”.  Las acusaciones contra Fernández, contra su canciller, Héctor Timerman, y contra otros funcionarios, se basaban, dijo el fiscal “en pruebas irrefutables” tras dos años de investigaciones y numerosas grabaciones secretas.

En una entrevista con el diario Clarín de Buenos Aires, Nisman dijo proféticamente: “Yo puedo salir muerto” si continuaba la investigación. También comunicó a la prensa su temor de que el gobierno de Buenos Aires iniciara una campaña de calumnias en su contra. “Le dije a mi hija de 15 años que se aprestara a oír cosas terribles de su padre”, señaló a periodistas.

Exactamente cuatro días después de formular cargos contra la presidenta argentina, y de anunciar que podría ser víctima de la maledicencia alentada por el gobierno, o de un asesinato, Nisman apareció muerto.  El ministerio de Seguridad de Argentina dijo que junto a su cuerpo había sido hallado un revólver calibre 22, y un casquillo de bala. Fin del asunto.

Nisman estaba protegido por 10 guardaespaldas, pero, su tarea se limitaba a proteger las espaldas del magistrado, no a impedir su presunto suicidio.

Hay varias razones para explicar un potencial suicidio de Nisman. Es posible que haya alucinado todo el episodio de las negociaciones entre el gobierno argentino y el iraní. O tal vez fraguó las pruebas para involucrar a la presidenta. Luego, avergonzado por haber dudado de la integridad moral de Cristina Fernández, decidió suicidarse. Quizás escribió una nota, antes o después de alojarse una bala en la cabeza, declarando que no culpaba a nadie de su muerte, o imputando por su decisión  a las fuerzas oscuras de la reacción.

De algo estamos seguros: el gobierno argentino no dejará una sola piedra sin remover hasta descubrir la verdad, aunque el proceso dure una eternidad.

OTROS SUICIDAS FAMOSOS
Cualquiera que tenga trato con médicos forenses verificará que una persona puede inventar ingeniosas maneras de suicidarse con el fin de hacer creer en un homicidio. En cualquier país del mundo eso se acepta a libro cerrado. Pero no en la Argentina.

Suelen decir en Colombia (y pido disculpas por mi francés) que a perro colombiano solo le pueden amputar las joyas de la corona apenas en una ocasión En la Argentina es imposible hacer creer en el suicidio de un personaje público por culpa de Juan Duarte, hermano de Eva Duarte de Perón, cuñado de Juan Domingo Perón, y el suicida menos convincente de la historia argentina, pese a que tenía más motivos que el fiscal Nisman para quitarse la vida.

Juan Duarte, o “Juancito”, como era conocido familiarmente por aquellos que nunca lo vieron o saludaron en su vida, era el hermano preferido de Eva Perón, y un bon vivant. La antipatria lo acusó de toda clase de chanchullos, aunque su cuñado, que era además el primer magistrado de la Nación, siempre lo consideró un modelo de conducta, al punto de nombrarlo su secretario privado.

De todas maneras, hubo varios actos de corrupción durante la segunda presidencia de Perón, y algunos de ellos tenían como epicentro a Juancito. Finalmente, el 6 de abril de 1953, Perón declaró en cadena de radio que adoptaría una serie de enérgicas medidas a fin de acabar con ese flagelo (supuestamente aludía al enriquecimiento ilícito). Y aunque no mencionó específicamente a Juancito, éste debe haberse sentido aludido. Las palabras de Perón fueron las siguientes: “Aunque sea mi propio padre irá preso, porque robar al pueblo es traicionar a la Patria”.

El 9 de abril de 1953, tres días después de la declaración radiofónica de Perón, Juan Duarte apareció muerto de un balazo en la cabeza. Oficialmente se anunció que fue un suicidio. La oposición sostuvo que se trató de un asesinato, y que las palabras finales de Juancito fueron: “Muchachos, no disparen”.

A raíz del suicidio del fiscal Nisman, los rencorosos habituales empezaron a recordar otros extraños episodios de suicidas que parecían haber sido alentados con todo vigor a quitarse la vida.

La agencia noticiosa EFE de España citó algunos casos. Por ejemplo, el del brigadier Rodolfo Echegoyen, fallecido en 1990, poco después de renunciar a la administración de la Aduana, donde investigaba casos de lavado de dinero, de drogas y de contrabando.

Después de su muerte, dijo EFE, “la familia pidió una autopsia que finalmente reveló que, antes de recibir un disparo, Echegoyen también había sufrido golpes en la cara y tenía los huesos de la nariz rotos”.

Otro caso fue el del ex oficial de la Armada argentina Jorge Estrada, implicado en la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Estrada, “supuestamente se suicidó en agosto de 1994”, dijo la agencia noticiosa, “pero antes le habían robado importantes documentos vinculados a la causa”.

Hubo otros episodios en que los suicidas sufrieron extraños accidentes, ya sea cayendo desde una gran altura en el patio interior de un edificio donde habían fijado residencia, o ahorcándose. Previo a esos suicidios, los personajes habían denunciado a importantes funcionarios por coimas y sobresueldos a ministros y funcionarios públicos, así como por distintos casos que podrían ser considerados actos ilícitos.

FAMILIA QUE GOBIERNA UNIDA PERMANECE UNIDA
El peronismo siempre ha sido muy familiarista. Durante su primera presidencia Juan Perón quiso llevar como compañera de fórmula a Eva Perón. Fracasó en el intento, debido a la oposición de las fuerzas armadas, que siempre fueron muy machistas. Pero cuando retornó al poder en 1973, concretó su sueño.

En esa ocasión su compañera de fórmula fue Isabel Martínez de Perón. Al fallecer el mandatario, el 1º de julio de 1974, su esposa llegó a la presidencia, de la cual fue desalojada el 24 de marzo de 1976 por una junta militar en un golpe incruento. (Lo cruento llegó inmediatamente después).

El segundo matrimonio exitoso del peronismo estuvo constituido por Néstor Kirchner y por Cristina Fernández. Kirchner fue presidente de Argentina entre el 2003 y el 2007, y Fernández a partir de ese momento. Ganó los comicios generales en octubre de 2007, y fue reelecta en octubre de 2011. Críticos del matrimonio Kirchner los han acusado de “corrupción, de hacer capitalismo para los amigotes, de falsificar estadísticas públicas, de hostigar la prensa independiente y del uso de la Dirección General Impositiva como arma de censura”, pero eso lo dice Wikipedia, que no tiene la menor autoridad, según afirman las actuales autoridades argentinas.

Este parece ser el momento menos afortunado de la presidenta Fernández. El inoportuno suicidio del fiscal Alberto Nisman ha creado una ola de indignación en algunos sectores de la sociedad argentina.

Tal vez se deba a ese fenómeno de la física llamado “El cansancio de los metales”. Tras una década de gobierno de la exitosa dupla presidencial, los reflejos empiezan a fallar. Y la oposición, pese a estar dividida, fragmentada, y sin saber muy bien qué hacer, intenta pescar en río revuelto.

Algún día se conocerá la verdad de toda esta tragedia. Es una pena que el fiscal Nisman haya decidido quitarse la vida justo cuando se aprestaba a ser protagonista del momento más estelar de su vida, una especie de Watergate argentino.

Afortunadamente, el gobierno ha prometido que la investigación de la muerte del fiscal, así como todas las investigaciones que el magistrado anunció, continuarán contra viento y marea, pese a quien pese, y caiga quien caiga. De todas maneras, habrá que tener paciencia. Aconsejamos a los lectores de TalCual esperar sentados.

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