Se preguntará el lector si las calles de Caracas y algunas otras capitales de estados de Venezuela fueron llenadas por los ciudadanos durante la marcha de las Ollas Vacías, convocada por la Mesa de la Unidad para el pasado sábado 24 de enero.
Unos dicen que estuvieron medio vacías. Estos esperaban que la participación fuera mucho mayor debido: 1) A la profunda crisis de escasez de alimentos y medicinas (una situación que obliga a colas humillantes, en donde se marca a los consumidores como ganado para tener acceso a buscar lo que no se encuentra o se restringe el derecho a la compra a dos días a la semana, según el terminal de la cédula de identidad). 2) A la cantidad de asesinatos en manos del hampa debido a una política de impunidad (25.000 víctimas en 2014, miles más que las de cualquier país en guerra del oriente medio).
Otros opinan que estuvieron llenas, como lo hizo la página web española ABC.es, donde se indica además que la convocatoria de la MUD a esa marcha de las Ollas Vacías fue una prueba de fuego que la alianza opositora superó con éxito. Y le sobran razones a este medio español para catalogar esta convocatoria como una prueba de fuego.
Una de ellas es que para concretarla se debió saltar por encima la burocracia oficial, la militarización que se impone al país, así como el descaro de un sistema de justicia politizado y una defensoría del pueblo que en vez de proteger los derechos de los ciudadanos, proclama su adhesión al Plan de la Patria y al “comandante eterno” ya sepulto.
Otra prueba de fuego que tuvo que pasar fue que los asistentes superarán el miedo que ha sembrado el feroz ataque y violaciones a los derechos humanos, los cuales se vienen recrudeciendo desde febrero de 2014 contra todo aquel que ose protestar las políticas del gobierno en Venezuela. O que vencieran el temor de ser criminalizados por elevar un papagayo o dar café en un vaso plástico donde se ha escrito una protesta contra la crisis de escasez.
La realidad es que el gobierno ha impuesto una política represora extrema, buscando acallar la protesta creciente de los venezolanos. Una represión que no solo ha cobrado unas 50 víctimas en manos de los organismos de “seguridad” del Estado y sus cuerpos parapoliciales armados, sino que mantiene presos al líder opositor Leopoldo López, a los alcaldes Enzo Scanaro y Daniel Ceballos y a casi una docena de estudiantes; que ha detenido y torturado a manifestantes; y que enjuicia y mantiene bajo regímenes de presentación a más de un centenar de venezolanos, entre ellos, a la líder María Corina Machado y la dirigente estudiantil Gabriela Arellano.
Uno de los grandes retos del sector opositor es seguir activando a los ciudadanos para ejercer la protesta pacífica, de manera sostenida y consistente, como uno de los medios de lucha de un pueblo demócrata en contra de la bota dictatorial. VenEconomía estima que el sector opositor, unido en una sola bandera de libertad, ha reiniciado este proceso de activación de masas.
Queda aún mucho terreno que recorrer a la oposición democrática. Uno es el trabajo de hormiga en los pueblos de Venezuela; esos poblados donde la única voz que se escucha es la de la maquinaria informativa y publicitaria que impone la hegemonía comunicacional a través de la red de medios oficialistas, y precisamente en donde el gobierno pesca los votos en épocas electorales.
¡La copa se debe seguir llenando!
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