miércoles, 4 de febrero de 2015

Bipolaridad en tiempos de revolución/VenEconomía miércoles 04feb15

Por: VenEconomía
Uno de los leitmotiv de los gobiernos de Venezuela en estos últimos 16 años ha sido atacar al “imperio” acusándolo de entrometerse en los asuntos internos de los pueblos de América y, en el caso de Venezuela en particular, de estar detrás de los incontables golpes de estado que afirman se vienen gestando contra la revolución del siglo XXI.


La realidad es que los gobiernos de Estados Unidos en las últimas décadas han mostrado cierta indiferencia y apatía por la región. Otra realidad es que ese desinterés lo que aprovechó el régimen de los hermanos Castro, con el impulso de los petrodólares venezolanos que les facilitó Hugo Chávez, para penetrar en varios gobiernos de este hemisferio y contagiarlos con la plaga de su socialismo del siglo XXI y debilitar los sistemas democráticos de países como Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Ahora se ventilan aires de cambio en el gobierno de los Estados Unidos, quien pareciera está dando pasos para alejar esa apatía con respecto a este lado de las Américas.

Uno de ellos es el acercamiento a Cuba que viene propiciando el gobierno de Barack Obama desde hace año y medio, el cual curiosamente fue realizado a espaldas del gobierno de Nicolás Maduro. Un acercamiento que no solo tiende a poner fin a la “guerra fría de EE.UU., sino que se contrapone con el discurso anti imperialista del mejor mecenas de los Castro desde 1999.

Otro es el paso que se dio hace unos días en la Cumbre de Seguridad Energética en el Caribe, que presidió el vicepresidente de los EE.UU., Joseph Biden, con los líderes caribeños de Jamaica, Bahamas, República Dominicana, Puerto Rico y Trinidad y Tobago, entre otros. La Cumbre, se centró en la promoción de "un futuro energético más limpio y sostenible en el Caribe a través de la mejoría de la gobernabilidad energética, mayor acceso a la financiación y la coordinación entre donantes". Es claro que esta nueva política energética le quitará influencia al gobierno de Maduro en la zona caribeña, que tantos réditos le ha dado a la ¨revolución¨, entre otros que los organismos multilaterales se hicieran la vista gorda frente al debilitamiento de la democracia de Venezuela.

Un tercer paso, que evidencia que los Estados Unidos está dejando atrás la indiferencia que los gobiernos de Bill Clinton, George Bush y el mismo Obama habían mantenido con respecto a las violaciones de los derechos humanos en Venezuela, es el anuncio del Departamento de Estado sobre las sanciones a funcionarios venezolanos incursos en violaciones a derechos humanos y actos de corrupción, ahora extensivas a sus familiares.

En lo que va de  2015 el Departamento de Estado ha sancionado a 32 individuos entre funcionarios y sus familiares, por violaciones de los Derechos Humanos o por corrupción, con lo cual suman un total de 56 personas que han sido sancionadas en los últimos siete meses con revocación de visas o prohibición de obtenerlas, congelación de bienes en los Estados Unidos y estarán imposibilitados de hacer negocios con empresas estadounidenses.

Lo inconcebible es que ahora Maduro, por un lado sigue con las acusaciones de a los Estados Unidos de ser el gestor de un golpe de estado contra su gobierno, junto con los “apátridas” y prófugos venezolanos en Miami, a quienes manda a identificar con fotos incluidas, lo cual hace pensar que está en gestación una nueva lista Tascón; mientras que por otro lado, recurre a los buenos oficios del secretario general de Unasur, Ernesto Samper y de la CELAC para por la vía diplomática “buscar un mecanismo de diálogo con el gobierno de EEUU para detener la agresión contra Venezuela”.

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