jueves, 26 de febrero de 2015

"Lo mató el odio"

Erick Roa, el padre de Kluiverth, denunció que su hijo fue asesinado a quemarropa. "Mi hijo estaba saliendo del colegio, estudiaba a dos cuadras de donde estaba siendo la manifestación. Estaba pasando para agarrar el transporte. Era un niño de 14 años, ni protestas ni nada", explicó

A.VÁSQUEZ / D.LOZANO/ EL MUNDO (España)/TalCualDigital
La indignación corrió como si fuera pólvora en Venezuela, un país que no quiere acostumbrarse a vivir en permanente estado de vértigo. El asesinato a sangre fría de Kluiverth Roa, de 14 años, a manos de un policía bolivariano durante una protesta en San Cristóbal en la que el niño no participaba, conmocionó al país y provocó la reacción airada del movimiento estudiantil.

Las protestas se sucedieron en Zulia, Barinas, Mérida y Carabobo, además de en Táchira, donde se vivió un día de duelo. Y sobre todo en Caracas: un grupo nutrido de estudiantes logró acercarse a la sede del Ministerio de Interior, en el centro de la capital, para exigir justicia.

Llevaron cuadernos pintados con manchas rojas, que simbolizaban la sangre del chico asesinado y en sus camisas un mensaje que hoy parece imposible: "Reconciliemos al país". Los jóvenes activaron lo que ellos definen como "operación comando" para acceder en secreto hasta la zona ministerial ante la prohibición de manifestaciones. Ni medios ni redes.

"El Gobierno quiere callar las voces que piden cambio. A veces tras las rejas y otras bajo tierra. ¡No más hermanos caídos!", clamó Hasler Iglesias, presidente de la Federación de Centros Universitario de la Universidad Central de Venezuela.

Los estudiantes exigen la destitución del director de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), Manuel Pérez, y que se derogue la muy polémica resolución 008610 del Ministerio de la Defensa, que permite el uso de armas de fuego en las manifestaciones.

Al ritmo de cánticos como "Por qué, por qué nos asesinan, si somos el futuro de América Latina", los jóvenes consiguieron ser escuchados por las autoridades. Les recibió el viceministro Giuseppe Cacioppo, quien les aseguró que por el asesinato ya hay nueve personas detenidas, incluido el oficial de la PNB que disparó al joven, Javier Mora Ortiz, de 23 años.

IMPUTADO POR HOMICIDIO
La fiscal Luisa Ortega también informó que Mora fue imputado por los delitos de homicidio intencional, calificado por motivos fútiles e innobles, con el agravante de que es un adolescente, uso indebido de arma orgánica y quebrantamiento de pactos y convenios internacionales.

Desde el Gobierno se afirma que no fue un arma de fuego lo que causó la muerte de Roa, sino una escopeta de perdigones. Erick Roa, el padre de Kluiverth, aseguró por su parte que el informe forense determinó que fue un balazo. En cualquier caso, en videos que se han difundido por las redes sociales se observa que el disparo sí fue a quemarropa.

"Mi hijo estaba saliendo del colegio, estudiaba a dos cuadras (manzanas) de donde estaba siendo la manifestación. Estaba pasando para agarrar el transporte. Era un niño de 14 años, ni protestas ni nada", explicó Erick Roa. El chaval jugaba al basket y pertenecía a la asociación de scouts locales.

Testigos presenciales aseguran que el niño quiso ayudar a una joven a quien los policías habían disparado perdigones en la espalda. Los agentes contraatacaron, Kluiverth no pudo huir, cayó al suelo y recibió un disparo a bocajarro en la cabeza. Otra de las presentes, incluso, asegura que los agentes sacaron al joven de debajo de un vehículo donde se había escondido.

Nicolás Maduro también aportó su propia explicación: "Se produjo un hecho inverosímil. Pasaron unos policías por allí, se enfrascaron en una pelea; dicen los policías que fueron rodeados, golpeados y atacados con piedras. Uno de los policías accionó la escopeta de perdigones, y asesinó a este muchacho".

El primer mandatario condenó el asesinato y ordenó capturar a los responsables, pero lanzó nuevas cortinas de humo: "La derecha está preparando muchachos para que generen violencia, les llenan el alma de odio". Una palabra que también se escuchó en labios de la madre de Kluiverth, pero con un significado muy diferente: "A mi hijo me lo asesinó el odio".

Horas más tarde, el presidente dio un paso más allá, ordenando a sus simpatizantes que salgan a las calles, junto al Ejército, para detener a los integrantes de la oposición que quieran llegar al poder por la vía de la violencia. Maduro añadió que no va a permitir que la oposición se presenta a las elecciones parlamentarias si está involucrada en promover la violencia.

Todas las encuestas reflejan que el Gobierno perdería hoy las elecciones a la Asamblea por goleada. "Los venezolanos no queremos venganza, queremos justicia. Si usted le da todo el día al odio y a la confrontación, tiene un resultado como el del martes", denunció el gobernador opositor Henrique Capriles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario