¿Adónde te llevan Venezuela? Esa es la pregunta que surge en la boca de millones de ciudadanos, nacionales y extranjeros, tras cada insólito anuncio del gobierno o noticia sobre la economía, aspectos sociales y políticos o investigaciones de entes internacionales que involucran a representantes del gobierno de Venezuela con hechos ilícitos de amplia gama.
Lo grave, es que cada nuevo hecho está concatenado con otro y todo deriva en peores resultados que indican que la revolución está en plena radicalización hacia el comunismo.
Por un lado, cada día se deterioran los derechos humanos en el país y mayor es la corrupción y la impunidad para los delincuentes de cuello blanco, narcotraficantes y toda red de ilegalidades. Esto ha llevado a que se incrementan las voces de gobiernos, entes y personalidades internacionales que condenan con tono cada vez más enérgico el actuar del gobierno, ya claramente identificado como un gobierno truhán.
Lamentablemente, mientras más queda al descubierto la naturaleza de la revolución socialista, mayor es la represión y la persecución contra los oponentes, al extremo de lanzar una resolución que autoriza a militares para intervenir en protestas y “utilizar fuerza potencialmente mortal, bien con el arma de fuego o con otra arma potencialmente mortal”, como último recurso para “evitar desórdenes, apoyar la autoridad legítimamente constituida y rechazar toda agresión, enfrentándola de inmediato y con los medios necesarios”. Un decreto a muerte que presagia mayor violencia del Estado contra manifestantes, lo que constituye de entrada un delito de lesa humanidad, por incitar o amparar legamente una eventual matanza de civiles.
Por otro lado, la situación económica se deteriora a pasos agigantados repercutiendo en un incremento de la pobreza. Según la CEPAL, el Índice de Pobreza de 2013 fue de 6,7 puntos porcentuales más que en 2012 (de 25,4% a 32,1%). La escasez, la recesión y la inflación se hacen sentir en la calidad de vida de la población, ello sin mencionar el temor al desborde de la delincuencia.
La crispación social se siente en cada cola frente a establecimientos públicos y privados, de alimentos y medicinas o en cada centro asistencial donde la mayoría de los insumos médicos están agotados y donde “una enfermedad grave es prácticamente sentencia de muerte”, como indican algunos médicos de centros públicos y privados.
En respuesta, el gobierno no rectifica ninguna de sus nefastas políticas (entre otras, los controles de precios o del tipo de cambio; derogar leyes castradoras como la del Trabajo o restablecer el Estado de Derecho y el respeto a la propiedad). Por el contrario, opta por seguir con bandas de tipo de cambio, incubadoras de más corrupción; apretar la soga de los controles; aplicar nuevas leyes penales como la de Aduanas; retomar la ruta de expropiaciones y redoblar la represión contra el sector privado, instalando un Estado Mayor cívico-militar supuestamente para “enfrentar la escasez”. Entre las últimas víctimas de esta nueva “Operación Sucre”, como la denominaron ayer, se cuentan a Distribuidora Herrera, las plantas Zuli Milk, Farmatodo y durante este lunes la cadena de distribución de alimentos, Día a Día. Todas ellas, sufriendo el embate de una justicia hecha a la medida, que incluye detenciones, multas, humillaciones y enjuiciamiento a propietarios, administradores y trabajadores.
Mientras tanto, el gobierno añade más populismo anunciando una red de distribución pública y privada “La Gran Alianza”, que nadie sabe en qué consiste ni en con que yugo someterá a los ¨aliados¨; ofreciendo una red estatal de abastos PDVAL, esa misma red que dejó impunemente perder miles de toneladas de alimentos que se descompusieron en sus contenedores. Y agrega nuevas penurias a la población con tarjetas de racionamiento y captahuellas incluidas, para “establecer de manera inmediata el sistema de abastecimiento seguro¨.
Así se sigue engordando a ese Estado monopolizador de la producción, exportaciones, importaciones y distribución de todo bien básico, que como la antítesis el rey Midas, convierte todo lo que toca en polvo y destrucción.
¿Cómo terminarás Venezuela?
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