No más violencia. Lo ocurrido el martes en San Cristóbal es por demás inaceptable. El asesinato del liceísta Kluibert Roa, primera víctima mortal tras la publicación de la resolución 8610 debería ser la última. No existe ninguna justificación para que este crimen haya ocurrido.
El presidente Nicolás Maduro debe permitir que las investigaciones se desarrollen cabalmente y no comenzar a buscar justificaciones a la actuación de la policía, como ya hizo.
Desde esta tribuna hacemos un llamado a todos los venezolanos para desterrar la violencia. Hacemos votos para que la muerte de Kluibert Roa no signifique el inicio de otro ciclo de violencia como el vivido el año pasado, que cause más muertos, heridos y presos.
Recordemos que el gobierno nacional no escatimó recursos para reprimir a sangre y fuego cualquier manifestación que se produjo. Eso incluyó el uso de grupos paramilitares para atacar las protestas. Paramilitares que actuaron con total impunidad.
En este caso, la respuesta de la Fiscalía y del Gobierno fue rápida y oportuna. Detuvieron al presunto responsable de este asesinato y le formularon cargos.
Se desmarcaron de esa actuación policial, dieron la impresión de querer hacer justicia. Lamentablemente estas primeras actuaciones se vieron empañadas por las justificaciones a la acción del agente que disparó formuladas por el jefe del Estado. Por cierto, inmediatamente después de darles el pésame a los familiares, pasó a hacer chistes con el ministro de Deportes, Antonio “Potro” Álvarez. Era un momento para la seriedad, no para la chanza.
No olvidemos que a Maduro le interesa que los sectores democráticos se dejen llevar por la emoción y la rabia, y que un hecho como el ocurrido en San Cristóbal sirva para justificar la decisión de suspender las elecciones parlamentarias. Seguiría la línea que se inició con el anuncio del enésimo golpe de Estado, prosiguió con la arbitraria detención del alcalde metropolitano Antonio Ledezma y siguió con la petición a la Fiscalía de una investigación al diputado Julio Borges para posteriormente allanarle la inmunidad.
A lo anterior se sumaba el silencio del Consejo Nacional Electoral en cuanto a la convocatoria para las elecciones parlamentarias.
Ayer su presidenta, Tibisay Lucena, anunció que anunciará pronto cuál es la fecha de los comicios. Esperemos que sus anuncios de que anunciará no se parezcan a los que hace el presidente Maduro.
Lo que sí está definido son las fechas para las elecciones primarias tanto de la Mesa de la Unidad como del PSUV. Las primeras se llevarán a cabo el 17 de mayo, mientras que las del oficialismo se producirán el 21 de junio.
Las primarias de los sectores democráticos deben ser lo más amplias posibles y servir para incorporar al mayor número de venezolanos que anhelan vivir en un país democrático, donde se respeten los derechos humanos y los poderes sean autónomos unos de otros. Donde la Fuerza Armada Nacional cumpla la Constitución. Algo muy distinto a la realidad.
El oficialismo sabe que tiene el sol en la espalda. Sabe que el entusiasmo que alguna vez despertó en la mayoría de los venezolanos desapareció. Su gestión gubernamental tiene más fracasos que éxitos. Todas las encuestas lo dicen: la gestión de Nicolás Maduro tiene un rechazo abrumador. Hay que convertir ese rechazo en votos para ganar el Parlamento.
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