El cariño que el oficialismo dice tenerle a José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba, no se expresa en la plaza que lleva su nombre en el centro de Caracas, justo detrás del Banco Central de Venezuela. La gestión del alcalde Jorge Rodríguez tiene esa plaza como a buena parte de Caracas: llena de basura
Entre los chavistas José Martí ha ocupado un lugar preeminente. El prócer cubano fue siempre bien ponderado por parte del difunto “eterno”, quien lo citaba a veces con versos que no aparecían en sus obras.
Pero ese cariño que el oficialismo dice tenerle al Apóstol de la Independencia de Cuba no se expresa en la plaza que lleva su nombre en el centro de Caracas, justo detrás del Banco Central de Venezuela.
Quienes transitan a diario por el lugar tienen que soprtar los “aromas” que algunas personas han dejado a falta de baños públicos. También se pueden apreciar las “camas” improvisadas de algunos compatriotas que no han sido beneficiados por la misión Negro Primero improvisan a costa de que supondrán de que se trata de un “territorio libre” del imperio.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, la gestión del alcalde Jorge Rodríguez tiene esa plaza como a buena parte de Caracas: llena de basura. Por todo lo visto, Martí le podría decir a los revolucionarios de pacotilla que lo ensalzan que obras son amores y no buenas razones, por lo que para demostrar ese amor que dicen profesar usen escobas, coletos, cepillos, jabón –aunque esté escaso- creolina y mucho trabajo. Buena falta le hace a esa plaza.
Cort. TalCualDigital
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