SEBASTIÁN BOCCANEGRA/TalCualDigital
A Nicolás Maduro no le gusta la bancada del PSUV. No lo dice de frente, apela a caminos indirectos para mandar el mensaje.
Primero fue que en la Asamblea Nacional a elegirse este año el 50% de los candidatos del PSUV tenía que estar conformada por jóvenes. Según las cuentas que algunos han sacado, hoy el promedio de edad de los diputados rojo rojitos es de 51 años, por lo que la mayoría de ellos no cumplen con el requisito propuesto por el presidente.
El domingo agregó otra premisa: 50% de los candidatos tienen que ser mujeres, y las féminas no abundan en la vigente composición de la bancada oficialista.
Definitivamente, los actuales parlamentarios no son del agrado presidencial, a pesar de que han sido muy obsecuentes con su gestión y se han prestado para todo tipo de tropelías. No solo de las que propone el capitán, sino también de las que vienen de Miraflores.
No está de más recordar que dichos parlamentarios fueron elegidos por los militantes del PSUV en primarias y avalados por el difunto “eterno”. Ahora también se escogerán en primarias, según acordaron recientemente.
Una explicación para ese desdén presidencial es que la mayoría de los parlamentarios rojitos siguen las órdenes del capitán. Es decir son cabellistas y al presidente le hace falta tener mayoría en esa instancia. Para lograrlo quiere arroparse en las banderas de la juventud y el feminismo.
Debe ser que cree contar con mayoría entre los militantes del PSUV. Si logra su cometido le habrá ganado la partida al capitán.
Todo apunta a que la batalla por las candidaturas parlamentarias es el nuevo combate entre los dos líderes rojo rojitos
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