viernes, 17 de abril de 2015

¿A la guerra, mi coronel?/Por mi Madre jueves 16abr15


Muy importante la inmaculada presencia para infundir confianza, respeto y autoridad. Estos son tiempos de revolución. Atrás quedaron los años de los oficiales desatentos con sus obligaciones, negligentes con su figura corporal y descuidados con la patria.

Muy importante la inmaculada presencia para infundir confianza, respeto y autoridad. Estos son tiempos de revolución. Atrás quedaron los años de los oficiales desatentos con sus obligaciones, negligentes con su figura corporal y descuidados con la patria.

Los de hoy, quién lo diría, son hombres alistados a la carrera. Imponen el orden en las colas del supermercado, golpean duro a los estudiantes que protestan y fruncen el ceño si el transeúnte se niega a firmar contra el decreto de Obama.

Casi que son los hombres nuevos, por los que, además de saberse de memoria las canciones revolucionarias, la nación los quiere prestos para resguardar la frontera cuando la canalla imperial ose invadirnos, o para resguardar que el Esequibo, por ejemplo, desaparezca del mapa de las escuelas.

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