El severo recorte aplicado por el régimen de Nicolás Maduro a los cupos de dólares otorgados a los venezolanos que viajan al exterior es una medida altamente impopular cuyos costos políticos superan con creces los ahorros que ha de generarle al gobierno, dijeron analistas al resaltar que la medida ilustra la gravedad en que se encuentran las finanzas del país.
La medida anunciada la semana pasada –que en algunos casos representa un recorte de hasta 70 por ciento de los dólares preferenciales asignados a los venezolanos para viajar al exterior– en esencia pone fin a uno de los subsidios más populares que brindaba el chavismo a la población, y que en muchos casos constituía un mecanismo de ingreso adicional para compensar los bajos salarios y la acelerada inflación.
“Esos dólares eran el opio para el pueblo”, comentó en declaraciones desde Caracas el columnista David Morán, al resaltar la importancia que los cupos llegaron a tener en la población venezolana.
“Era la única conexión que le quedaba a Maduro con los sectores populares, porque tenía dos cosas que estaban baratas en Venezuela: la gasolina y el cupito a los dólares. Todo lo demás está hiperinflacionado”, agregó.
El anuncio fue muy mal recibido por los venezolanos y desencadenó una ola de críticas transmitidas a través de las redes sociales.
Curiosamente, los beneficios reales que obtendría el régimen bolivariano son comparativamente escasos, sumando cerca de $1,500 millones frente a un déficit en moneda extranjera calculado actualmente en más de $23,000 millones, dijeron economistas.
El subsidio permitía adquirir hasta $3,000 por viajero, dependiendo del destino y la duración del viaje, a una tasa de cambio de 12 bolívares por unidad, en vez de los más de 275 bolívares que son exigidos hoy en día en el mercado negro.
Para una familia con varios integrantes registrados para viajar, esos montos podrían llegar a generar un importante suplemento a sus ingresos, siempre y cuando pudiesen manejar sus gastos con prudencia y conservar un monto remanente en dólares a fin de colocarlo posteriormente en el exterior.
El subsidio había conducido a miles de venezolanos a viajar con frecuencia, inicialmente a Miami y a otras ciudades de Estados Unidos.
La práctica posteriormente cobró fuerza en Cuba, luego de que Maduro, en un arrebato contra la comunidad venezolana en Miami, recortara a un mínimo los cupos disponibles para viajar al sur de Florida y elevara los disponibles para ir a la isla.
Pero las medidas anunciadas la semana pasada amenazan con poner fin a los viajes para conseguir dólares, una práctica conocida en Venezuela como “raspacupo”.
“Esto hasta aquí llegó”, dijo en Caracas el economista José Guerra.
“El raspacupo está condenado a muerte por dos razones, primero porque los montos que están concediendo son muy bajos, un monto que no te permite hacer nada prácticamente, ni siquiera para cubrir los costos del pasaje, y segundo, porque incluso si te autorizan los dólares en Venezuela en este momento no hay plástico para emitir nuevas tarjetas [prepagadas, que son el instrumento utilizado para otorgar los dólares]”, explicó Guerra.
El economista estimó que el déficit de tarjetas en Venezuela está actualmente cerca de los cinco millones de unidades.
El anuncio de la medida generó mucho malestar dentro de la población, incluso dentro de las mismas filas del chavismo.
“Muchos parecen hoy decir: ‘sin mi cupo de dólares no quiero Patria’. Lo dicen opositores y también chavistas light, debilitados por la guerra económica que tortura a este país. Ello hace a muchos olvidar el bienestar del país y solo pensar en su supervivencia personal”, escribió el columnista Jesús Silva, en el el sitio pro-gubernamental Aporrea.
“La reciente restricción (técnicamente eliminación del cupo) ha generado molestias entre venezolanos de diferente signo político. Muchos religiosamente viajaban cada año como orgullosos pequeños burgueses con esos dólares a precio de gallina flaca, otros más humildes como la muchacha que limpia la casa de mi vecina, vendía su cupito a la señora patrona extranjera […] y así se ganaba unos churupitos [dinero] para estrenar ropa en diciembre sin salir de Maiquetía”, agregó.
Pero si bien la medida es impopular, el beneficio que otorga a las vacías arcas del gobierno es muy escaso.
Según Guerra, las divisas que otorgaba el gobierno para los viajes solo representaban un cuatro por ciento de los cerca de $35,000 millones que el país necesita para importar productos y bienes.
“Ahí, en realidad, no hay recortes fundamentales”, sentenció Guerra.
Para Jesús Seguías, presidente de la encuestadora DatinCorp, el que Maduro se haya atrevido a tomar una medida tan impopular en un momento en que su popularidad está por el piso es un claro reflejo de que las cuentas del gobierno están quebradas.
“Estamos llegando a un punto de sincerización. El gobierno está sin dinero, quebrado porque ya los ingresos son mínimos y los pasivos que tiene el gobierno son demasiado. Ahora es cuando comienza a sentarse directamente en las finanzas públicas la disminución de los precios del petróleo”, comentó.
Y posiblemente el gobierno no tenga más alternativa que terminar totalmente con el subsidio a los viajes, impulsado gradualmente por la realidad de las finanzas del país.
Eso dejaría a los venezolanos con escasas posibilidades de viajar al exterior ya que son muy pocos los que tienen la posibilidad de adquirir $2,000 o $3,000 en el mercado paralelo.
“La gente básicamente no podrá viajar, solo podrán hacerlo los funcionarios del gobierno y lo podrán hacer los millonarios o algunos empresarios”, dijo Seguías.
“Venezuela se está quedando cada vez más aislada del mundo”, agregó.
Cort. El Nuevo Herald
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