En las últimas décadas Venezuela pasó a ser de un país de inmigrantes a un país de emigrantes.
No hay duda que la emigración masiva actual es mucho más que un problema político. Se trata de un problema socio-económico con profundas implicaciones para el futuro de todos los venezolanos.
Según estima el profesor de la Universidad Simón Bolívar, Iván De La Vega, estudioso de este problema migratorio en los últimos 10 años habrían salido del país 1,5 millones de venezolanos, entre otras razones: 1) Por la inseguridad y la zozobra que trae consigo las ingentes cifras de homicidios. 2) La crisis política y el estado de conflictividad que desasosiega al venezolano. 3) El factor económico que trunca las aspiraciones y la esperanza de jóvenes profesionales y emprendedores.
De acuerdo a cifras de la Federación Médica de Venezuela, unos 13.000 médicos venezolanos han emigrado, lo cual abre un nuevo foco de crisis en el sector salud, ya en extremo vapuleado por la inflación, la escasez y la desinversión.
Esta oleada migratoria, integrada por miles de venezolanos en su mejor edad productiva, jóvenes con capacitación y experiencia laboral, golpea aún más a las empresas, ya afectadas por políticas contrarias a la inversión. La emigración del talento nacional redunda en la descapitalización del recurso humano y, por ende, en el cierre de las compuertas del progreso de la nación.
Sin menoscabo de las razones que tiene cada persona que toma el difícil camino del éxodo, son las nefastas consecuencias que una emigración masiva tiene para el futuro de Venezuela en donde radica la importancia que, para VenEconomía, tiene el mensaje de optimismo y confianza que diera a sus trabajadores, Lorenzo Mendoza, cabeza del Grupo Empresas Polar, una de las empresas privadas más importante de Venezuela.
Inicia su exhorto Mendoza indicando que 30 millones de venezolanos no pueden irse ni a Panamá, ni a Colombia ni a otro país. Que él está con “la gente que no puede irse para ningún lado. Si no que, básicamente, como empresa venezolana, tienen que trabajar, tienen que producir, tienen que, de alguna forma, lograr mejorar”.
Afirma Mendoza que él se queda en Venezuela porque este es su país. Es lo que le apasiona. Es su responsabilidad; es en lo que él cree, en lo que le gusta.
Envía un mensaje de esperanza a la juventud: Primero, “este país tiene mucho más que ofrecernos que cualquier país fuera, como persona que emigras”. Segundo, “es muy importante que tú mismo analices tu realidad y tu contexto personal, y tomes tu decisión”.
Ratifica que dentro del grupo empresarial Polar “hay futuro, hay un planteamiento de seguir pensando hacia adelante, de seguir trabajando y seguir produciendo, y generando oportunidades…”
“En 74 años este grupo empresarial ha vivido distintas etapas, aquí estamos y aquí vamos a seguir”.
Su mensaje es de optimismo a todos, “es que como venezolanos, tenemos que ocuparnos, no ser indiferentes, pensemos como pensemos, tengamos los afectos que tengamos, creamos en lo que creamos, tenemos que ocuparnos porque los venezolanos tenemos derechos y deberes. Cumplamos nuestros deberes y exijamos nuestros derechos, si eso lo hacemos Venezuela va a ser mejor independientemente de cómo pensemos”.
Ofrece “una visión optimista” y concluye que en Venezuela hay futuro y necesita a todos los ciudadanos.
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