jueves, 30 de abril de 2015

Temor a los captahuella

El secreto del voto está, pues, protegido. Nunca se ha sabido por quién vota nadie. Y nunca se sabrá. Esta especie sólo ha sido un necio mito cultivado por los opositores suicidas, ésos que propician con el desencanto, el temor y, por tanto, la abstención, y cuando debido principalmente a esta última son derrotados, entonces denuncian fraude

ENRIQUE OCHOA ANTICH
Se trata de otro de esos temas susceptibles de ser manipulados por falacias y medias verdades. Al final, no son pocos los que se sienten impactados por los mitos y leyendas cultivados y difundidos acerca de las temibles ("temibles", deberíamos decir) captahuellas: es decir, el Sistema de Identificación Biométrica (SAI).

Y la verdad es que lo único que harán en realidad es impedir, o al menos restringir severamente, la eventualidad de que un mismo elector vote varias veces o de que algún inescrupuloso vote por él, que son algunas de las especies más difundidas por los profetas del fraude imposible. Así que quisiera reproducir y comentar algunas consideraciones hechas a este respecto por algunos expertos en la materia.

Revisemos cómo funciona el SAI. Y en particular examinemos el tema que más polémica y dudas causa: si al estar conectada a la máquina de votación, la captahuella registra o no la secuencia de modo que se pueda identificar luego el voto de cada quien vulnerando su secreto. La respuesta a esta inquietud es simple: no se identificará el voto de nadie porque las máquinas, es decir, su programa, harán lo mismo que han hecho siempre: almacenar los votos emitidos de forma aleatoria, registrar todos los votos como si hubiesen sido emitidos a la misma hora (así se impide la secuencia), encriptar esta información y luego, al cerrar la votación, contabilizar los votos, imprimir el acta y luego transmitir los resultados.

Este programa se certifica por todos los ingenieros informáticos del más alto nivel del CNE, de su aliado tecnológico, de la alianza que gira alrededor del PSUV y de la Mesa de la Unidad Democrática. Esta certificación se bloquea con una cerradura digital que sólo puede ser abierta cuando lo indique el protocolo de seguridad mediante la participación conjunta de todas las partes que deben colocar sus respectivas contraseñas secretas.

Lo mismo se hace con el Sistema de Identificación Biométrica del elector. Este procedimiento se verifica en diferentes fases, incluyendo durante la auditoría de predespacho, cuando los ingenieros de los partidos hacen bajar al azar de los vehículos de transporte máquinas que ya estaban siendo despachadas, para certificar que lo que se está despachando es lo mismo programado, certificado y auditado previamente.

Hay que subrayar que la huella del elector no desbloquea la máquina sino que sólo autoriza al presidente de la mesa para que sea éste quien lo haga, una vez que el elector ya se encuentra frente a la boleta y listo para votar.

El secreto del voto está, pues, protegido. Nunca se ha sabido por quién vota nadie. Y nunca se sabrá. Esta especie sólo ha sido un necio mito cultivado por los opositores suicidas, ésos que propician con el desencanto, el temor y, por tanto, la abstención, y cuando debido principalmente a esta última son derrotados, entonces denuncian fraude.

¿No habrá sido la abstención militante de algunos opositores quienes aseguraron el estrecho triunfo del Presidente Maduro frente a Capriles (en unas elecciones que como toda la oposición sabe no hubo fraude alguno) y luego la sorprendente derrota de muchos gobernadores en ejercicio adscritos a los principales partidos de la MUD? Como hemos establecido ya antes en esta columna, todo el sistema electoral: ¬las máquinas de votación, el Registro Electoral y también el SAI,¬ ha sido auditado en diferentes instancias y momentos.

Se auditó el software (programa de instrucciones), protegido a través de una clave alfanumérica secreta en cuya confección participan no sólo el CNE y la empresa contratada sino los partidos favorables al gobierno y los que hacen oposición; se auditó la base de datos de las huellas; se auditó el proceso de producción de las máquinas y su despacho; se auditaron los medios de transmisión; se auditaron los cuadernos de votación; y hasta la tinta indeleble fue adecuadamente auditada.

Así que... todos a votar con entusiasmo y seguridad de futuro en la próximas elecciones parlamentarias.
Cort. TalCualDigital

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