jueves, 16 de abril de 2015

Maduro y su doble


En el mundo cinematográfico es cotizado el oficio del doble para reemplazar a los actores en ciertas circunstancias y existe una asociación Internacional de Dobles que otorgan un premio. No creo que el gobierno bolivariano recurriera a eso para buscar el que sustituyó al Presidente en Panamá, porque cuesta creer que gente que se ufana de su responsabilidad patriótica vaya a gastar divisas en eso

RAMÓN GUILLERMO AVELEDO/TalCualDigital
En el mundo cinematográfico es cotizado el oficio de doble para reemplazar a los actores y actrices en ciertas circunstancias. Existe la Asociación Internacional de Dobles y un premio, con página web oficial y todo, el Taurus International Stunt Award.

No creo que el gobierno bolivariano recurriera a ellos para buscar el que sustituyó al Presidente en Panamá, porque cuesta creer que gente que se ufana de su responsabilidad patriótica vaya a gastar divisas en eso.

Hay un sitio web español especializado, que se promociona como la “agencia líder en gestión de dobles de famosos”, pero ese es un lujo que no podemos darnos porque los camaradas han marcado tácticas distancias y ya ni contestan el teléfono. Tuvimos, me parece, un doble endógeno, lo que se dice “hecho en socialismo”.

En la profesión de doble hay varias especialidades. Están los de riesgo o acción, con algunos muy famosos como Lee Majors, el hombre nuclear, y Jackie Chan, quienes tan bien lo hacían que pasaron al rol protagónico; tentación que a más de un oficialista le habrá pasado por la cabeza.

Conste que no incluyo al danés Stig Gunther, pues su marca mundial en caídas de altura, récord Guiness, se prestaría a equívocos indeseables y no quiero terminar en Ramo Verde.

De riesgo o acción, claramente, no es este doble. Calificar de riesgoso cruzar una calle panameña sería exagerado, duro es andar por una caraqueña. Y de “acción” nada que ver, pues conociendo al doblado, en todo caso sería de “inacción”.

Hay también fotodobles para filmar planos lejanos, otros que omito y dobles de habilidades, cuando hay que reemplazar al actor por alguien con alguna destreza de cierta complejidad, como tocar un instrumento musical o bailar.

Tal vez, pero todos sabemos que esas no son precisamente las carencias o limitaciones de nuestro mandatario, que es percusionista y lo hemos visto entrándole al baile. Aunque últimamente haya sido, como habría dicho el difunto, bailando en un tusero.

Hablando de dobles, hay aspectos en los que sí hay que reconocerles experticia, como en la doble moral, que condena implacablemente el golpismo mientras conmemora como fecha patria un intento de golpe de estado; o como el doble discurso que predica la austeridad revolucionaria, pero se le descubren cuentas millardarias en la banca extranjera.

Si como decía Robinson, o inventamos o erramos. ¿Qué perdemos si dejamos que el doble nos gobierne? De repente hasta lo hace bien.

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