El maduro-cabellismo sabe que tienen el viento en contra y que las parlamentarias se les ven cuesta arriba. Para subsanar este entuerto, recurre con ayuda del INE y el CNE a las trampas de los circuios electorales. Esta nueva maniobra hay que denunciarla a los cuatro vientos, tanto en Venezuela como en el mundo. Hay que poner en evidencia que su pregonada esencia democrática es toda una mentira
XABIER COSCOJUELA/ TalCualDigital
El maduro-cabellismo se vanagloria de que han ganado todas las elecciones que se han realizado en Venezuela desde 1998, menos una. Lo que no dicen es que en todas ellas, excepto la de diciembre de 1998, han utilizado todos los recursos del Estado y han violado todas las normas que pone el CNE con la complicidad de las autoridades de ese organismo.
Para las elecciones parlamentarias de 2010 el ente comicial modificó los circuitos electorales para que los votos del PSUV “rindieran” más que los de la oposición. Los resultados demostraron que los cambios hechos por las rectoras rojitas que dirigen el CNE irrespetaron la voluntad popular, pues la mayoría de los que votaron lo hicieron por opciones distintas al partido de gobierno, pero la mayoría de los diputados que hoy están en la Asamblea resultaron ser rojo rojitos.
Ahora esos circuitos ya no sirven. La pésima gestión oficial, la cada vez peor calidad de vida que tienen los ciudadanos, la inflación, escasez, desabastecimiento, inseguridad y corrupción galopante esta pasando factura, por lo que la trampa hay que hacerla de otra manera.
El objetivo es el mismo: darle mayoría al gobierno sin importar lo que digan los votantes. Para ello se le incrementa la población a municipios que han votado por la “revolucion” y se le disminuye donde las simpatías por el gobierno sean escasas.
Es así que Baruta pierde casi 100 mil habitantes, pero los “mudan” para los Valles del Tuy. Con esta triquiñuela, el circuito conformado por Baruta, Chacao, El Hatillo y la parroquia Leoncio Martínez, del municipio Sucre, que en 2010, eligió dos diputados ahora elegirá uno, mientras que en el Tuy escogerán un legislador más que hace cinco años.
Esta nueva marramucia de las rectoras se repite en varios estados del país. La intención de torcer la decisión soberana de los venezolanos es una demostración más de que la mayoría de los ciudadanos ya no los respalda.
La decisión del capitán de que los integrantes del Parlamento Latinoamericano no los elegirá el pueblo es otra muestra de su debilidad. Tibisay Lucena y quienes la acompañan ya han demostrado que son capaces de convalidar cualquier tropelía. No podemos esperar nada de ellas.
Lo que nos queda hacer es elevar nuestra voz de protesta. Que todos los venezolanos estén informados de esta maniobra. Denunciarla a los cuatro vientos, tanto en Venezuela como en el mundo. Hay que poner en evidencia que su pregonada esencia democrática es toda una mentira.
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