Parece que las cárceles de las que tanto alardea la ministra penitenciaria Iris Varela y en donde, según ella afirma, se está forjando al hombre nuevo desde que se impuso un supuesto “nuevo régimen” revolucionario, han resultado una mentira más de las tantas que inventa este gobierno.
Lo cierto es que esas cárceles no están tan recuperadas como nos quiere hacer creer Iris, sino que se han deteriorado al punto de que son irrecuperables.
Los recientes hechos ocurridos en pleno Viernes Santo, con un saldo de 3 reclusos fallecidos en un gran motín ocurrido en la cárcel Rodeo III, recinto que según la ministra Fosforito es el modelo del “nuevo régimen penitenciario”, desenmascara las mentiras que nos pretenden vender cínicamente.
Hace unos meses en otra de las prisiones recuperadas, la de Uribana en Lara, fueron envenenados unos 100 reclusos y fallecieron más de 50. Hasta hoy nadie nos ha dicho que pasó allí en verdad. Lo cierto es que la historia del asalto a la farmacia de la cárcel ni la misma Iris se lo cree. Pero para la revolución chavista esas cosas no se investigan y es mejor hacerse el loco.
Estas cárceles “supuestamente recuperadas”, según cuentan los mismos reclusos y sus familiares, hoy funcionan al mejor estilo gomecista, con sus Cabos de Presos con garrote en mano y que a fuerza de golpes y amenazas con traslados a El Dorado pretenden amedrentar a los reclusos: un verdadero centro de torturas de este nuevo milenio.
Nadie está en desacuerdo con que se ponga orden en las cárceles, pero que esto no se haga bajo un régimen de tratos crueles, inhumanos y degradantes hacia la población penitenciaria, incluido familiares, donde las violaciones a los derechos humanos se convierten en parte de la cotidianidad.
Estamos viendo cómo matones de oficio están dirigiendo este “nuevo régimen”, como es el caso de Julio Cesar Pérez, detenido por el Sebin cuando envenenaron a los reclusos y 50 fallecieron y que, poco después, un juez de Lara complaciente le dio casa por cárcel. Hasta hace unos días a fuerza de garrote y torturas lo tenía la ministra Varela controlando la cárcel Rodeo III, violando la medida de casa por cárcel que se le había impuesto. Eso es solo una muestra de la supuesta recuperación y “nuevo régimen” en nuestras cárceles.
Y si algún recluso protesta se le amenaza con enviarlo a las Colonias Móviles de “El Dorado” donde serán olvidados porque a los familiares les será complicado trasladarse por lo lejos y lo costoso. Además del hacinamiento que reina en el lugar y la falta de instalaciones adecuadas, es como llevarlos a la muerte a cuenta gotas.
Así intentan engañarnos y decirnos que todos son tan felices que los pusieron a firmar contra el decreto de Obama; con seguridad la mayoría no tenía idea de lo que firmaban.
Las cárceles siguen siendo un gran desastre: ese “nuevo régimen” solo existe en la imaginación del gobierno. Y mientras tanto el artículo 272 de nuestra Constitución, que establece como deben funcionar los recintos penitenciarios, continúa siendo letra muerta.
Fuente: El Nacional
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